Cristián Undurraga, uno de los más importantes exponentes de la arquitectura contemporánea chilena y latinoamericana y autor del Santuario de San Alberto Hurtado, afirmó que "la arquitectura debe llamar al hombre a lo trascendente, no solamente la arquitectura religiosa, sino que la arquitectura cotidiana de nuestras ciudades, las que de alguna manera deben despertar y trasmitir un sentido más existencial de la vida".

Así lo aseveró Undurraga en diálogo con ACI Prensa durante su visita a Lima, ciudad a la que llegó para dictar dos conferencias los días 16 y 17 de Noviembre tituladas "Tradición y Modernidad", iniciativa de la institución SACRO arquitectos.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

"Esa arquitectura que frente a tanto materialismo que desborda las calles de las ciudades contemporáneas acerque a los hombres más a su esencia, de manera que lo trascendente tiene que estar en lo cotidiano y no solamente debe ser un privilegio del arte sacro sino un desafío del día a día, de cada minuto y de cada lugar", aseguró.

Para el también encargado del "Proyecto bicentenario: Plaza de la Ciudadanía y Centro Cultural Palacio de la Moneda" que se realiza actualmente en la capital chilena, "las iglesias son lugares de acogida y eso es lo que uno espera del arte sacro; esa capacidad de acoger y de permitirme un encuentro con Dios" y deben ser además."un espacio simple que despierten un sentido existencial de la vida, desprovista de decoraciones, en donde la luz, de alguna manera, sea el vehículo que nos transporte hacia un encuentro con Dios".

Si bien Cristián Undurraga entiende que "a veces el arquitecto impone su presencia en su trabajo en el arte religioso", recuerda que en este tipo de arte "la presencia de Dios es la que se tiene que imponer, no la del arquitecto".

Al comentar su trabajo cuando diseñó el Santuario de San Alberto Hurtado en Santiago de Chile, Undurraga explicó que en él "uno se encuentra con Cristo. Lo que allí hicimos fue crear con muy pocos medios y deliberadamente un espacio que nos permitiera paulatinamente ir dejando atrás el ruido de lo cotidiano, de lo urbano y que de a pocos fuera surgiendo el ruido del agua, una cierta intimidad, una penumbra que permitiera una disposición del espíritu para encontrarnos con Cristo, que en este caso se vale del Padre Hurtado para encontrarse con nosotros".