El Papa Benedicto XVI enumeró los estragos del “nivel espantoso” que ha alcanzado la ignorancia religiosa y la urgencia de una evangelización que no mutile la fe, al dirigir un nuevo discurso a los obispos suizos de visita ad limina en el Vaticano.

La Santa Sede difundió hoy el discurso que el Pontífice pronunció el martes ante los prelados suizos, en el que abordó temas de gran importancia en la Iglesia como la centralidad de una fecompleta” en la vida cristiana, la urgencia de la evangelización, de una correcta formación en los seminarios y facultades teológicas, la auténtica interpretación de la Sagrada Escritura, y la necesidad de recuperar el auténtico sentido de la liturgia.

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Al referirse a la fe, su lugar en la vida del cristiano y la relación con su actividad, el Santo Padre afirmó que "si antes se crecía" en esta virtud y era "parte de la vida", hoy "parece natural lo contrario, es decir, que en el fondo no es posible creer, que de hecho Dios está ausente. En todo caso, la fe de la Iglesia parece una cosa del pasado lejano". Por eso, continuó, "creo que es importante tomar nuevamente conciencia del hecho de que la fe es el centro de todo".

Después de resaltar que la fe "es sobre todo fe en Dios" y esta "centralidad de Dios debe estar presente de modo completamente nuevo en todo nuestro pensar y obrar", el Pontífice dijo que "esto es lo que anima también la acción, porque en caso contrario pueden caer fácilmente en el activismo y se acaban vaciando".

“Esta forma completa de la fe, expresada en el Credo, de una fe en y con la Iglesia como sujeto vivo, en el que obra el Señor, es la que deberíamos tratar de poner realmente en el centro de nuestras actividades. Lo vemos también hoy muy claramente: el desarrollo, donde ha sido promovido exclusivamente sin alimentar el alma, produce daños".

Evangelización y formación teológica

"Si no se enseña al ser humano, además de todo lo que es capaz de hacer y todo lo que su inteligencia hace posible, a iluminar su alma y a ser consciente de la fuerza de Dios, se aprenderá sobre todo a destruir. Por eso, es necesario que se fortalezca nuestra responsabilidad misionera: si somos felices de nuestra fe, nos sentimos obligados a hablar de ella a los demás. Después, está en las manos de Dios en qué medida podrán acogerla los hombres".

Benedicto XVI también abordó la educación católica, afirmando que "una cosa que a todos nos preocupa en el sentido positivo del término, es el hecho de que la formación teológica de los futuros sacerdotes y de los demás profesores y anunciadores de la fe sea buena; por eso, tenemos necesidad de buenas facultades teológicas, de buenos seminarios mayores y de adecuados profesores de teología".

El Papa habló después de la catequesis, que si por una parte, "en los últimos cincuenta años ha progresado desde el punto de vista metodológico, por otra, se ha perdido mucho en la antropología y en la búsqueda de puntos de referencia, de modo que a menudo no se llega ni siquiera a los contenidos de la fe. Sin embargo, es importante que en la catequesis la fe siga siendo plenamente valorizada y encontrar los modos para que sea comprendida y acogida, porque la ignorancia religiosa ha alcanzado hoy un nivel espantoso".

Interpretación bíblica

Más adelante, el Santo Padre subrayó que "la unidad de la Escritura no es un hecho puramente histórico-crítico, sino un hecho teológico: estos escritos son una única Escritura, sólo comprensibles totalmente si se leen en la ‘analogia fidei’ como unidad en la que hay un progreso hacia Cristo, e inversamente, Cristo atrae a sí toda la historia". En este contexto, afirmó que era muy importante que "junto, con y en la exégesis histórico-crítica, se dé realmente una introducción a la Escritura viva como Palabra de Dios actual".

Liturgia: ¿una “automanifestación de la comunidad”?

El Papa salió al paso de distorsiones sobre el sentido de la liturgia en la Iglesia. Así, aclaró que ésta no es "una automanifestación de la comunidad que entra en el escenario, sino la salida de la comunidad del simple 'ser sí mismos', es el llegar al gran banquete de los pobres, es el entrar en la gran comunidad viva en la que Dios mismo nos nutre". Refiriéndose a la homilía, el Santo Padre recordó que no es "una interrupción de la liturgia, mediante un discurso, sino que pertenece al acto sacramental, llevando la palabra de Dios en el presente de esta comunidad".

“Eso significa –prosiguió–, que la homilía, de por sí, forma parte del misterio y no puede ser sencillamente separada de él". El Papa, tras recordar que el celebrante debe leer la homilía afirmó: "El sacerdocio es hermoso solamente si se cumple una misión que es una totalidad, de la que no se puede separar una cosa u otra. Y a esta misión pertenece, desde siempre, incluso en el culto del Antiguo Testamento, el deber del sacerdote de ligar el sacrificio con la Palabra, que es parte integrante del mismo".

A continuación, Benedicto XVI habló del sacramento de la Penitencia, "que debemos aprender de nuevo. Ya desde un punto de vista puramente antropológico, es importante, por una parte, reconocer la culpa y por otra ejercer el perdón. La difundida ausencia de sentimiento de culpa es un fenómeno preocupante de nuestra época. El don del sacramento de la Penitencia no consiste solamente en el hecho de que recibimos el perdón, sino en que nos demos cuenta, antes que nada, de nuestra necesidad de ser perdonados y podamos comprender mejor a los demás y perdonarlos".

Obispos y ecumenismo

Sobre el ministerio episcopal, el Papa recalcó la importancia de que "los obispos como sucesores de los apóstoles sean verdaderamente responsables de las Iglesias locales que el Señor les ha confiado", y "por otra, abran las iglesias locales a la Iglesia universal". En este contexto, el Santo Padre se refirió a los problemas de los ortodoxos "con las iglesias autocéfalas" y a los protestantes "con la disgregación de las iglesias regionales". "Nos damos cuenta –dijo– del gran significado de la universalidad, de la importancia de que la Iglesia se abra a la totalidad, convirtiéndose en la universalidad verdaderamente una única Iglesia".

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