El jefe de gobierno de México DF, Alejandro Encinas, ofreció dar seguridad a los actos religiosos que se ofician en la Catedral, luego que el Arzobispado anunciara la posibilidad de suspender el culto en el templo si sucede otro ataque de grupos radicales como el ocurrido el domingo 5.
"El gobierno de la ciudad está en condiciones de garantizar, en coordinación con las autoridades eclesiásticas y con el Gobierno Federal, el desarrollo de los actos religiosos en Catedral", afirmó Encinas en conferencia de prensa.
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Estas declaraciones se dieron luego que el Arzobispado de México señaló que en caso "de una nueva incursión violenta y de que las autoridades competentes no pudieran garantizar la libertad de culto y la integridad de sus fieles, se reservaría el derecho de ordenar la suspensión del culto", para evitar "una profanación al sacramento más sublime y sagrado para los católicos que es la Eucaristía".
El Arzobispado pidió a las autoridades nacionales y locales dar las garantías necesarias al Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, y a los feligreses, expuestos "a la barbarie sacrílega de los agresores que han amenazado con volver".
Señalan a los agresores
El texto denunció que el "ataque sacrílego" del domingo 5 "fue coordinado por Juan Carlos Ocampo, del Grupo de Diversidad y Género; Fernando González, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) Coyoacán, y el Grupo de Resistencia Civil y Pacífica que encabeza Jesusa Rodríguez y Gerardo Fernández Noroña".
En ese sentido, aclaró que "los manifestantes quisieron engañar a la opinión pública y a los medios de comunicación haciéndose pasar por integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y de la sociedad civil sin filiación partidista alguna, cuando en realidad, según un informe especial que nos han hecho llegar, fueron otros los autores".
Con respecto a los responsables, el Arzobispado recordó que en varias ocasiones Gerardo Fernández "ha ido a la Catedral para insultar públicamente al Cardenal Rivera Carrera". Sobre Jesusa Rodríguez, dijo que "se ha dedicado a insultar públicamente y difamar al señor Arzobispo; prueba de ello lo dan las reseñas de prensa que recogen sus agresiones".
Sobre las opiniones del Purpurado, el texto afirmó que él, "como cualquier ciudadano, tiene el derecho a expresarse libremente. Como pastor tiene el deber de orientar no sólo en lo moral, sino también en lo social a sus fieles".
"En una sociedad democrática ninguna voz o institución pueden ser callada o amenazada, pues la sociedad se construye con la colaboración activa de todos los ciudadanos. El mismo señor Cardenal defendió públicamente la libertad de expresión y reunión de los que ahora lo atacan", expresó el Arzobispado.
Finalmente, el Arzobispado manifestó que "la intolerancia de estos grupos radicales y violentos" no lograran amedrentar ni callar al Cardenal. "Por el contrario, será un motivo más para que cumpla su misión profética de anunciar y denunciar sin importar el costo que tenga que pagar", señaló.