Este fin de semana se inauguró un monumento dedicado a los 96 sacerdotes católicos que fueron ejecutados por los nazis en el campo de concentración de Sachsenhausen durante la Segunda Guerra Mundial.
El memorial está hecho en piedra e incluye todos los nombres de los clérigos asesinados, la mayoría polacos. Al acto asistieron sobrevivientes del campo nazi y el Arzobispo de Varsovia, Cardenal Jozef Glemp.
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Sachsenhausen fue el principal campo de concentración de Berlín. Las fuerzas alemanas en Polonia ejecutaron sumariamente o deportaron a miles de polacos católicos, especialmente maestros, sacerdotes, funcionarios y otros líderes, en un intento por eliminar la clase educada polaca y evitar cualquier tipo de resistencia organizada. Muchos polacos fueron enviados a Sachsenhausen. Solo en mayo de 1940, llegaron mil 200 prisioneros polacos, incluyendo más de 60 clérigos.
Historiadores contratados por la arquidiócesis de Berlín ya han documentado los nombres de 711 sacerdotes católicos de Polonia, Alemania y otras naciones europeas que fueron encarcelados en este campo, donde los reclusos solían ser ejecutados si no morían de hambre o alguna enfermedad.
Cientos de prisioneros de este campo fueron transferidos al campo de concentración de Dachau en las afueras de Munich u otros lugares nazis, donde finalmente murieron.
Al develar el monumento, el Arzobispo de Berlín, Cardenal Georg Sterzinsky, agradeció el gesto en nombre de la Iglesia Católica en Alemania.
Según informó la arquidiócesis de Berlín, uno de los sacerdotes sobrevivientes de este campo, Mons. Kazimierz Majdanski, ahora de 90 años de edad, se convirtió luego en Obispo de Szczecin-Kamien (Polonia).