El Arzobispo de Corrientes, Mons. Domingo Castagna, lamentó que "a la normal enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia se la quiera calificar de intromisión en la política partidaria".

"Es una táctica para enmudecer a quienes -con absoluta libertad- se constituyen en despertadores de la conciencia ciudadana, particularmente entre quienes se profesan católicos", explicó el Prelado argentino.

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Por esa razón, llamó a no olvidar ni hacer lecturas fragmentadas de la Doctrina Social de la Iglesia, que según advirtió algunos pretenden negar movidos por "la ignorancia o intereses mezquinos", y consideró que "en un mundo que fluctúa entre la verdad y el error, entre la violencia y la paz, entre el bien y el mal, se hace necesario el servicio de evangelización que la Iglesia le brinda".

Tras asegurar que "de otra manera se profundizarán los conflictos y se emprenderán caminos extraños a Quien es el verdadero Camino", sostuvo que "bajar líneas no es alejarse de Quien es el principio, al contrario, es manifestar que Jesucristo no ha venido al mundo para que todo siguiera como antes. La medicina se aplica a la herida, reconocida como tal, aunque provoque reacciones antipáticas y haga rezongar de dolor a quienes la reciben".

El Prelado llamó a tener un "compromiso con la alta política", y señaló en ese sentido que el "Papa Benedicto XVI, haciéndose eco de sus venerables predecesores, recuerda "la insustituible misión del laicado católico en la animación evangélica del orden temporal, incluida la política".

Si bien aclaró que el compromiso de los clérigos en "la alta política nacional", como muestra la historia del país, fueron "circunstancias excepcionales, en las que se pusieron en juego los valores fundantes de la patria", estimó que "aquellos momentos críticos pueden repetirse y siempre requerirán los mejores ciudadanos, clérigos y laicos. Lo normal y deseable, conforme a las últimas declaraciones del Papa, es que el laicado, bien formado en la fe y en las disciplinas seculares, asuma su responsabilidad temporal y la administración del poder político".

Por último, Mons. Castagna advirtió que "la auténtica concepción de la Iglesia dista mucho del formalismo aterrador en el que quieren encerrarla sus enemigos tradicionales. No conviene una Iglesia evangelizadoramente dinámica para ciertos sectores que responden a proyectos adversos al Evangelio de Jesucristo".

"Quienes se confiesan ateos o indiferentes son más honestos que quienes se maquillan hipócritamente con una falsa pertenencia a la Iglesia Católica. Hay que ser de verdad cristianos, como Jesús enseñó a serlo al proclamar las Bienaventuranzas. En eso estamos empeñados. De otra manera Dios nos pedirá cuentas", finalizó.