Al recibir este mediodía a los obispos de la Conferencia Episcopal de Grecia al terminar su visita "ad limina", el Papa Benedicto XVI abordó el tema de las relaciones Iglesia-Estado y recordó que ésta “no busca privilegios, sino que únicamente pide que se reconozca su propia identidad y misión”.

El Santo Padre afirmó que en las conversaciones con los prelados griegos había constatado el deseo de “ver definido, por parte del Estado, el derecho a tener un estatuto jurídico apropiado y reconocido. Sobre esta cuestión –lo sabéis bien– hay un diálogo cuyo protagonista principal no es la Sede Apostólica”.

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"Además del diálogo –continuó–, es importante la perseverancia en este campo. No es necesario añadir que la Iglesia Católica no busca privilegios, sino que únicamente pide que se reconozca su propia identidad y misión, de modo que pueda contribuir eficazmente al bienestar íntegro del noble pueblo griego, del que sois parte integrante. Con paciencia y respetando los procedimientos legítimos, será posible llegar, gracias al esfuerzo de todos, al entendimiento deseado".

En otro momento de su discurso, el Pontífice se refirió a los contactos con los fieles ortodoxos, que son la mayoría de los ciudadanos, subrayando la necesidad de "intensificar la oración para que se acelere el día bendito en que podremos partir juntos el Pan y beber juntos en el mismo Cáliz".

Al respecto, el Papa pidió que “se abran siempre mayores perspectivas de un diálogo constructivo entre la Iglesia Ortodoxa de Grecia y la Iglesia Católica y se multipliquen las iniciativas comunes de orden espiritual, cultural y práctico”. El Santo Padre aprovechó la ocasión para enviar un saludo a Su Beatitud el Arzobispo Christódoulos, de Atenas y de toda Grecia y a través de él “al Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa de Grecia y a todos sus fieles”.

Tras constatar el gran flujo de católicos provenientes de las naciones vecinas, además de la diversidad de lenguas y de ritos de los fieles, el Santo Padre señaló que “es más oportuno que nunca el desarrollo de un diálogo constructivo con los otros episcopados”, del que "saldrán próvidas decisiones –dijo– en lo que concierne al hallazgo de ministros sagrados necesarios y de recursos. Obviamente, habrá que tener presente el respeto de las identidades específicas, pero sin sacrificar por ello la vida y los programas de las Iglesias que Cristo os ha confiado”.

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