El Obispo de Wheeling-Charleston, Michael Bransfield, inició una campaña para luchar contra la obesidad en el país a través de una carta pastoral en la que exhorta a combatir este problema de salud que afecta cada vez a más estadounidenses.

En el texto titulado "Una Iglesia que sana", el Prelado propone generar comunidades más saludables y plantea la siguiente agenda: la Iglesia debe ser un testigo confiable de la vida saludable mediante la palabra y la acción, los fieles deben poder crear ambientes en donde la salud y el bienestar deben ser posibles para todos, se debe responder mejor a las necesidades de los jóvenes y los ancianos; alentar un espíritu de servicio entre todos, entre otras medidas.

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De esta manera, Mons. Bransfield responde a este problema que también se manifiesta en su estado, en donde muchas personas tienen malos hábitos alimenticios, inactividad física y no hay un buen acceso a los servicios sanitarios.

"Sé que somos una Iglesia que sana. Habiendo cruzado el umbral del tercer milenio, tenemos que encontrar nuevas y dinámicas formas para serlo. Debemos curar a los enfermos y alentar a los sanos, tenemos que reconectarnos con la antigua meta de lograr una vida espiritual que surja de una menta y un cuerpo saludable", dijo el Prelado en la homilía de la Misa que sirvió para introducir la carta pastoral.

"Sobre todo, en esta carta pastoral, los invito a comprometerse en una nueva forma de proclamar el Evangelio curando a los enfermos y a trabajar por la salud y el bienestar de cada uno", expresó y agregó que "esa es la manera de ser verdaderos discípulos de una Iglesia que sana".

Asimismo, en la conferencia de prensa de presentación de la carta pastoral, el Prelado explicó que se han destinado 400 mil dólares para las iniciativas que buscan erradicar los problemas que menciona en su carta.

Virginia Occidental es el estado con el mayor número de personas con presión arterial alta y enfermedades cardiacas. Ocupa el tercer lugar nacional en obesidad y número de fumadores, además de ser el estado donde la población es más propensa a perder todos sus dientes a la edad de 65 años.