Con motivo del 50º aniversario de la insurrección de Budapest contra el régimen comunista, el Papa Benedicto XVI envió un mensaje al Presidente de la República de Hungría, Lászlo Sólyom, en el que auspicia que esta nación “construya un futuro libre de toda opresión y condicionamiento ideológico”.

La insurrección, comenzada con una manifestación popular el 23 de octubre de 1956, fue aplastada por el ejército soviético el 4 de noviembre y el país pasó a ser un satélite de Moscú, hasta la caída de la “cortina de hierro” iniciada en 1989.

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En el mensaje publicado hoy, el Papa escribe que en aquella ocasión "el valeroso pueblo de Budapest tuvo que confrontarse con su deseo de libertad frente a un régimen que perseguía fines contrarios a los valores de la nación húngara".

Asimismo, señala que “permanece en la memoria el recuerdo de los trágicos acontecimientos que causaron miles de víctimas, suscitando en el mundo una gran turbación”. En el documento, el Santo Padre hace memoria de las cuatro vibrantes intervenciones públicas" del Papa Pío XII ante la comunidad internacional para que reconociera “el derecho de Hungría a la autodeterminación”.

“Me adhiero de buen grado a las diversas iniciativas programadas para conmemorar un acontecimiento tan significativo e importante para la historia del pueblo húngaro y de Europa”, prosigue el Pontífice.

"Su pueblo, a pesar de las opresiones padecidas a lo largo de los siglos, última de las cuales la soviético comunista –observa Benedicto XVI–, ha valorado siempre adecuadamente la relación entre el Estado y los ciudadanos. Según la visión cristiana, en la que se han inspirado las poblaciones que dieron vida a la nación húngara, la persona, con sus legítimas aspiraciones morales, éticas y sociales, precede al Estado. La estructura legal del Estado y la justa laicidad se han concebido siempre en el respeto de la ley natural reflejada en los verdaderos valores nacionales y para los creyentes, enriquecida por la Revelación”.

Tras expresar su anhelo de que Hungría "construya un futuro libre de toda opresión y condicionamiento ideológico”, el Papa pide al Presidente Sólyom que esta conmemoración brinde la oportunidad de "reflexionar sobre los ideales y valores morales, éticos y espirituales que han forjado Europa" y que la nación continúe siendo “paladina de una propuesta de civilización basada en el respeto de la persona humana y en la primacía de su elevado destino”.