El Papa Benedicto XVI lanzó ayer un enérgico llamado a la santidad y al anuncio audaz de la muerte y resurrección del Señor Jesús pues “solo Cristo puede satisfacer plenamente los anhelos profundos del corazón humano y responder a los interrogantes más inquietantes” de la existencia humana y “solo de Dios puede venir el cambio decisivo del mundo”.
Así lo señaló ayer el Santo Padre ante más de 40 mil personas reunidas en el estadio de fútbol Bentegodi para celebrar la Misa que presidió en Verona (Italia) durante su visita pastoral con motivo del IV Congreso Eclesial Italiano que reflexiona sobre el tema “Testigos de Jesús resucitado, esperanza del mundo”.
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“La certeza de que Cristo ha resucitado nos asegura que ninguna fuerza adversa podrá destruir nunca la Iglesia”, dijo el Pontífice durante la celebración litúrgica, el segundo acto –tras el discurso de ayer en la Feria– de su visita.
“Nos anima el hecho de que sólo Cristo puede satisfacer plenamente los anhelos profundos del corazón humano y responder a los interrogantes más inquietantes sobre el dolor, la injusticia y el mal, la muerte y el más allá”, aseguró el Pontífice durante la homilía de la Misa que también pudieron seguir otras 60 mil personas a través de pantallas gigantes colocadas en varios lugares de la ciudad.
“Por tanto –continuó–, nuestra fe tiene un fundamento, pero es necesario que esta fe se haga vida en cada uno de nosotros". Por eso, “hay que hacer un gran esfuerzo para que cada cristiano se transforme en un “testigo”, que sea capaz y esté dispuesto a asumir el compromiso de dar cuenta a todos y siempre de la esperanza que le anima".
Más adelante, Benedicto XVI subrayó que para ello es "importante volver a anunciar con vigor y alegría el acontecimiento de la muerte y de resurrección de Cristo, corazón del cristianismo, punto fundamental de nuestra fe, resorte poderoso de nuestras certezas, viento impetuoso que barre todo miedo e indecisión, toda duda y cálculo humano”.
“Solo de Dios puede venir el cambio decisivo del mundo. Sólo a partir de la Resurrección se comprende la auténtica naturaleza de la Iglesia y de su testimonio", aseguró.
En un mundo que cambia, el Evangelio no cambia
Hablando seguidamente de la Iglesia en Italia, el Papa expresó su deseo de que ella "recomience desde este Congreso impulsada por la palabra del Señor resucitado que repite a todos y a cada uno: sed en el mundo de hoy testigos de mi pasión y de mi resurrección. En un mundo que cambia, el Evangelio no cambia. La Buena Noticia sigue siendo la misma: ¡Cristo ha muerto y ha resucitado por nuestra salvación!
“Transmitid a todos en su nombre el anuncio de la conversión y del perdón de los pecados, pero sed vosotros los primeros en dar testimonio de una vida convertida y perdonada”. Esto sólo es posible, añadió, con la “fuerza interior del Espíritu del Resucitado”.
"Consagrados con la ‘unción’ del Espíritu Santo –exclamó– id y llevad el anuncio alegre a los pobres, curad las llagas de los corazones rotos, proclamad la libertad de los esclavos, la liberación de los prisioneros, promulgad el año de misericordia del Señor. Reconstruid las ruinas antiguas, restaurad las ciudades desoladas. ¡Son muchas las situaciones difíciles que necesitan una solución!
Finalmente, el Papa pidió a los presentes transmitir al mundo “la esperanza de Dios, que es Cristo Señor, que ha resucitado de los muertos, y vive y reina por los siglos de los siglos”.
Concluida la Misa, el Papa se trasladó en avión a Roma.