El Papa Benedicto XVI aclaró que la Iglesia “no es y no pretende ser un agente político”, alentó la participación de generosos y valientes laicos cristianos en política, y advirtió la necesidad de resistir la “secularización interna” que afecta a la Iglesia.
El Pontífice llegó a la ciudad italiana de Verona, donde pronunció un discurso ante más de dos mil 700 personas –obispos, conferenciantes y delegados de todas las diócesis del país– que participan esta semana en el IV Congreso Eclesial Italiano, sobre el tema “Testigos de Jesús resucitado, esperanza del mundo”.
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En su mensaje, el Papa se refirió a la responsabilidad civil y política de los católicos, tema que ha sido tratado en el Congreso, y recordó la conocida distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios.
“La misma libertad religiosa, que advertimos como un valor universal, especialmente necesaria en el mundo de hoy, tiene aquí su raíz histórica. Por tanto, la Iglesia no es y no pretende ser un agente político. Al mismo tiempo, tiene un profundo interés en el bien de la comunidad política, cuya alma es la justicia”, explicó.
El Santo Padre subrayó que el campo de la política “es una tarea muy importante, a la que se deben dedicar con generosidad y valentía los cristianos laicos italianos, iluminados por la fe y por el magisterio de la Iglesia y animados por la caridad de Cristo”.
Asimismo, recordó que existen “grandes desafíos” que exigen “una atención especial y un esfuerzo extraordinario” como “las guerras, el terrorismo, el hambre, la sed y las terribles epidemias”, pero también hay señaló que urgen afrontar “con la misma determinación y claridad el riesgo de decisiones políticas y legislativas que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos enraizados en la naturaleza del ser humano, en particular, por lo que respecta a la defensa de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta su muerte natural, y a la promoción de la familia fundada en el matrimonio, evitando introducir en el ordenamiento público otras formas de unión que contribuirían a desestabilizarla, oscureciendo su carácter peculiar y su papel social insustituible”.
“El testimonio abierto y valiente que la Iglesia y los católicos italianos han dado y están dando al respecto, son un servicio precioso a Italia, útil y estimulante también para otras muchas naciones”, indicó.
En este sentido, recordó que la “verdadera fuerza” para afrontar los deberes y responsabilidades se encuentra en el “alimento de la palabra y del cuerpo de Cristo y en la adoración eucarística”.
‘secularización interna’