Esta mañana el Papa Benedicto XVI recibió en audiencia en la Plaza de San Pedro a miles de participantes de la peregrinación de las obras de San Pío de Pietrelcina y de la diócesis de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo, y les recordó que el cristiano se caracteriza por vivir según el binomio de la oración y la caridad.
Al recibir a los participantes de la peregrinación, el Santo Padre los definió como “una gran familia espiritual, porque os reconocéis hijos del Padre Pío, un hombre simple, un ‘pobre hermano’, como él decía, al cual Dios ha confiado el perenne mensaje de su Amor crucificado por la entera humanidad”.
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Asimismo exhortó en modo particular a los Capuchinos para que “animados y sostenidos por el ejemplo del Padre Pío y por su intercesión, os esforcéis en ser vosotros mismos sus imitadores para ayudar a todos a vivir una profunda experiencia espiritual, centrada en la contemplación de Cristo Crucificado, revelador y mediador del amor misericordioso del Padre celeste”.
Hizo también referencia a la Casa de Alivio del Sufrimiento, que lleva en su nombre el alivio “gracias a dos fuerzas convergentes: la oración y la ciencia”.
“La fe en Dios y la investigación científica cooperan para el mismo fin, que se puede expresar en mejor modo con las palabras del mismo Jesús: ‘para que tengan vida y la tengan en abundancia’”, prosiguió.
Seguidamente el Santo Padre recordó que “Dios es vida, y quiere que el hombre sea curado de todo mal del cuerpo y del espíritu. Por esto Jesús tuvo cuidado incansablemente de los enfermos, preanunciando con su curación el Reino de Dios”.
Más adelante destacó que la “oración es el alma de toda iniciativa, la fuerza espiritual que mueve todo y todo orienta según el orden de la caridad, que es últimamente Dios mismo”.
Sobre la figura del Padre Pío, el Papa resaltó su ser “sobre todo un ‘hombre de Dios’. Desde niño, se ha descubierto llamado por Él y ha respondido ‘con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas’. De este modo el amor divino ha podido tomar posesión de su humilde persona y hacer de él un instrumento elegido de sus designios de salvación”.
“Todo en la Iglesia viene de Dios –continuó el Papa–, y sin Él nada puede sostenerse. Las obras del Padre Pío ofrecen un ejemplo extraordinario de esta verdad: la Casa de Alivio se puede definir como un ‘milagro’. ¿Quién podía pensar humanamente que junto al pequeño convento de San Giovanni Rotondo habría surgido uno de los hospitales más grandes y más modernos de la Italia Meridional? ¿Quién, si no el hombre de Dios, que mira la realidad con los ojos de la fe y con una gran esperanza, porque sabe que para Dios nada es imposible?”.
Finalmente, el Pontífice exhortó a los presentes a vivir en la síntesis de la oración y la caridad, pues “el Evangelio no consiente escapatorias: quien se dirige al Dios de Jesucristo es impulsado a servir a los hermanos, y viceversa, quien se dedica a los pobres descubre el rostro misterioso de Dios”.