Un sacerdote de la iglesia siria ortodoxa secuestrado por extremistas musulmanes fue decapitado en Irak pese a que su comunidad cumplió con la exigencia de sus captores y repudió públicamente al Papa Benedicto XVI.
El Padre Paulus o Boulos Iskander, de 59 años, fue secuestrado el lunes pasado en una calle de Mosul, ciudad ubicada a 370 kilómetros al norte de Bagdad. Sus secuestradores se comunicaron con su hijo mayor y demandaron 350 mil dólares de rescate. Sus captores aceptaron rebajar esta suma a 40 mil dólares si es que su iglesia repudiaba públicamente el discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció en la Universidad de Ratisbona durante su reciente viaje a Alemania.
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La iglesia sirio ortodoxa, que no es católica, desplegó 30 paneles en todo Mosul expresando su obligado desacuerdo con las palabras del Papa y la familia logró reunir el dinero. Sin embargo, el martes por la noche se interrumpió todo contacto con los secuestradores, según informó la asociación de defensa de derechos religiosos Middle East Concern (MEC).
El cuerpo de Iskander apareció al día siguiente en la localidad de Tahrir. Estaba decapitado, con las piernas y los brazos desmembrados.
El líder de la arquidiócesis siria ortodoxa de Mosul, Greogorius Saliba Shamoun, regresó de una reunión que sostenía en Siria para presidir los funerales del sacerdote, celebrados ayer jueves.
Según MEC, muchas familias cristianas siguen emigrando de Bagdad y la región de Mosul debido a numerosos ataques contra sus lugares de culto perpetrados en septiembre y octubre.
Además, la agencia siria AINA denunció que los barrios cristianos viven semanas de terror en Irak con varios clérigos secuestrados, asaltos a religiosas, constantes violaciones de niñas y brutales asesinatos, como el de un adolescente de 14 años de edad que fue crucificado en el vecindario cristiano de Albasra.