El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Celestino Migliore, recordó ayer en Nueva York ante la 61º Sesión de la Asamblea General, reunida para debatir sobre la financiación del desarrollo, la propuesta del G8 formulada en julio pasado de cancelar totalmente la deuda de los países más pobres.
En su discurso, el Arzobispo afirmó que era necesario ayudar a los países en desarrollo, teniendo en cuenta que "la inversión externa directa no es muy significativa, sobre todo porque no tiene la finalidad de resolver los problemas de la pobreza y el desarrollo en cuanto tales, pero podría contribuir a este fin si se regula correctamente".
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"Los Documentos de la Estrategia de Reducción de la Pobreza (PRSPs), preparados por los gobiernos de los países en desarrollo a través de procesos de participación, tienen un papel importante en este campo, ya que podrían proporcionar un marco apropiado para definir las estrategias de desarrollo nacional", dijo el Nuncio Apostólico.
Asimismo, Mons. Migliore señaló que la "propuesta del G8 en julio de 2006 de que el Fondo Monetario Internacional, la Asociación Internacional de Desarrollo y el Fondo de Desarrollo Africano cancelen el 100 por ciento de los débitos contraídos con los países más pobres, la mayoría de África, es un dato positivo, que se suma a otras iniciativas en este campo".