El Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, llamó a los fieles de buena voluntad a no permitir que los escándalos que se cometen dentro del clero sean pretextos "para alejarse de Dios, para dejar de amar a su Iglesia, o dejar de creer en ella".

En su columna Palabra de Pastor, publicada en el informativo de la Arquidiócesis, El Semanario, el Purpurado reconoció que los recientes escándalos que involucran a sacerdotes hace que muchos se pregunten sobre la santidad de la Iglesia.

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En ese sentido, el Cardenal recordó que la Iglesia es a la vez santa y pecadora, y que esta misma condición hace que pequen "también los ministros -que debemos ser ejemplo del pueblo de Dios-". El Señor, añadió, "quiso dejar como ministros no a seres perfectos, sino a hijos de Adán y Eva".

"La verdad de las cosas y por principio de cuentas, no se puede negar que a lo largo de los siglos, los creyentes, los cristianos, los católicos, hemos pecado, hemos cometido equivocaciones colectivas" y personales, indicó.

El Cardenal Sandoval explicó que la Iglesia es santa en su Doctrina y por el Evangelio que anuncia, que en sí "es una enseñanza sublime". También es santa "porque sus Sacramentos santifican, porque Cristo es su fundador y cabeza, y porque la Virgen María, la primera cristiana, fue Madre y la discípula más fiel del Señor; igual es santa por la existencia de numerosos santos y ejemplares cristianos", afirmó.

El Arzobispo indicó que la parábola del trigo y la cizaña se puede ajustar cabalmente a la Iglesia. Explicó que ambos "coexisten en el amplio campo de la Iglesia y a veces, incluso, al interior de una comunidad religiosa, de una misma parroquia, de una misma familia".

El Purpurado señaló que lo irónico es que quienes más se escandalizan y atacan a la Iglesia no son los santos, sino los pecadores. "Su escándalo es tal que afirman que ya no quieren creer ni pertenecer a la Iglesia, pensando tal vez con ello justificar y cubrir sus propias inmoralidades. Pero, a la par, abunda también la gente buena que suele ser comprensiva. Entre más virtuosa, más comprensiva", expresó.

En ese sentido, manifestó que "Dios es infinitamente santo y comprensivo", y gracias a su misericordia divina "la Iglesia está como está", porque Él "no pensó en una Iglesia solamente para los buenos; su corazón de Padre abarca a todos sus hijos, los buenos y los malos, Él quiere la salvación de todos".

El Purpurado expresó su deseo de recordar todo ello porque aunque la mayoría del clero "trata empeñosamente de ser ejemplo del pueblo de Dios", existirán fallas "hasta el fin de los siglos". Sin embargo, insistió, esto no puede ser pretexto "para alejarse de Dios, para dejar de amar a su Iglesia, o dejar de creer en ella".

El texto completo se encuentra en: http://www.semanario.com.mx/2006/505-10082006/PalabradelPastor.html