Al reflexionar hoy sobre la misión de los teólogos en la Iglesia durante la celebración de una Misa con los miembros de la Comisión Teológica Internacional, el Papa Benedicto XVI advirtió que los llamados a este servicio deben “buscar la obediencia a la verdad” y no desvirtuar la palabra y el alma “al hablar obedeciendo a la dictadura de las opiniones comunes”.
Citando en su homilía la Primera Carta de San Pedro, el Santo Padre recordó que "hablar para encontrar aplausos, hablar orientándose a cuanto los hombres quieren escuchar, hablar obedeciendo a la dictadura de las opiniones comunes, se considera como una especie de prostitución de la palabra y del alma".
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Sin embargo, continuó el Pontífice en la Capilla Redemptoris Mater, "no hay que someterse a esta tipología" sino "buscar la obediencia a la verdad. Pienso que esta sea la virtud fundamental del teólogo, esta disciplina dura de la obediencia a la verdad, que nos hace colaboradores" y "bocas de la verdad".
"Nuestro hablar y pensar –prosiguió– debería servir para que pueda escucharse y encontrar espacio en el mundo el hablar de Dios, de la palabra de Dios. Así, de nuevo, nos encontramos invitados a este camino de la renuncia a nuestras palabras, a este camino de purificación para que nuestras palabras sean solo instrumento mediante el cual Dios pueda hablar y de esa forma Dios sea realmente no el objeto sino el sujeto de la teología".
Al iniciar su homilía, el Papa hizo alusión a San Bruno, cuya festividad se celebra hoy, cuya misión se caracterizó por "el silencio y la contemplación que sirven para encontrar en la dispersión de cada día la unión profunda y continua con Dios".
La misión del teólogo, observó Benedicto XVI, es la de "hacer presentes las palabras esenciales en la locuacidad de este tiempo y de otros tiempos mediante la purificación de nuestras palabras y por lo tanto, por la purificación de las palabras del mundo, necesitamos ese silencio que se transforma en contemplación, que nos hace entrar en el silencio de Dios y llegar al punto donde nace la Palabra, la Palabra redentora".