El Arzobispo de Toledo y Primado de España, Cardenal Antonio Cañizares Llovera, afirmó durante un simposio en Roma, que la Europa de mañana seguirá siendo cristiana "siempre que se mantenga en sus raíces", que son cristianas.
"El futuro de Europa, se quiera o no se quiera, se encuentra en la fe, no puede encontrarse en modo alguno en una cultura de la nada, del vacío, de la libertad sin límites y sin contenido, del relativismo o del escepticismo falsamente considerado como conquista intelectual, como parece ser la atención fundamental de los países europeos", afirmó durante la inauguración del Simposio Europeo de Docentes Universitarios.
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En ese sentido, el Arzobispo, que disertó sobre la dimensión religiosa de Europa, dijo que si el continente no tiene "el valor de afrontar de nuevo las preguntas sobre el significado de la vida y los fundamentos de la moralidad, posiblemente verá como reviven viejos fantasmas, viejos conflictos" y afrontará "las 'cosas nuevas de hoy' con viejas ideas que se han manifestado estériles".
Asimismo, el Cardenal Cañizares advirtió que en varios países, como España, se confunde frecuentemente entre neutralidad y laicidad, "entre lo que es un Estado no confesional, neutral, y un Estado laico, de confesión laicista en definitiva".
Dijo que en dichos países se busca contraponer "la fe y la razón, la religiosidad y la ciencia, como si la fe y la religiosidad fuesen algo que hay que superar, que queda solo para la individualidad y la intimidad, que no es universalizable en la organización social y útil para el progreso y que, obviamente, debe dejar todo el espacio a la razón humana abandonada a sí misma, o a la ciencia y sus propios avances".
"Europa no es geográficamente un continente aprehensible con claridad, más bien un concepto cultural e histórico. Más aún, es un acontecimiento espiritual", afirmó el Purpurado.
Durante la inauguración estuvieron presentes el Presidente de Italia, Giorgio Napolitano, el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y Vicario de Roma, Cardenal Camillo Ruini, y el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, entre otros.