El Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández, en su carta dominical recordó a las familias rezar "para que Dios conceda a vuestra familia el don de una vocación para Dios y para el servicio a los demás".
Con ocasión de la inauguración de un nuevo año académico en el Seminario de su diócesis, Mons. Fernández colocó como tema central de su acostumbrada carta semanal el de la vocación y el papel y la responsabilidad que en ella tienen la familia, la escuela, y el propio ejemplo de sacerdotes y obispo.
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El Obispo de Tarazona señaló que ante la noticia de la vocación de un hijo o hija "conozco familias que lo recibirían muy bien, pero también hay familias que intentan por todos los medios quitarle la idea al hijo que se acerca a la Iglesia o a la hija que va un poco más a misa, no sea que se vaya a ir de monja. Como si el ser cura o el ser monja fuera una desgracia".
Refiriéndose al papel del colegio, Mons. Fernández señaló que el proceso de una vocación "depende mucho también del colegio, donde un chico o una chica pasan gran parte de su jornada. Hay profesores cristianos, que presentan esta vocación con normalidad a sus alumnos jóvenes. Otros, pasan de todo esto. Y otros, por el contrario, despotrican contra Dios, contra la Iglesia y contra los curas, sembrando de sal el corazón de muchos jóvenes. Algunos jóvenes, sin embargo, les salen respondones, y no faltan casos de alumnos y alumnas que se han planteado más en serio su vida cristiana cuando encuentran un profesor borde, que no respeta las creencias de sus alumnos".
Finalmente, destaca el papel del buen ejemplo de sacerdotes y obispos, pues "Jesucristo ha hecho depender a su Iglesia principalmente de los sacerdotes y de los obispos. Y, si un sacerdote vive entusiasmado su sacerdocio, es muy probable que en su entorno alguien se plantee la pregunta de la vocación, y los chicos la pregunta de la vocación sacerdotal. Y, si un sacerdote vive desinflado, es más difícil que en su jardín broten estas flores de la consagración a Dios".
"Queridos sacerdotes, hagamos la propuesta sin miedo y vivamos contentos nuestro sacerdocio. Quizá nos llevemos gratas sorpresas, porque también hoy, y más que nunca, vale la pena ser sacerdote", alentó el Prelado.