Durante la tradicional procesión del 15 de septiembre del Señor y la Virgen del Milagro, el Arzobispo de Salta, Mons. Mario Antonio Cargnello, urgió a los más de 300 mil participantes a convertirse en “defensores de la vida humana” en un compromiso serio que “permita anunciar que vale la pena no tener miedo” a vivir.
En la Celebración Eucarística por la fiesta del Señor y la Virgen del Milagro, el Prelado advirtió que el aumento de la “la indiferencia y la hostilidad” se “ensaña con los más pobres y los más frágiles, con los niños en el seno de sus madres, con los ancianos” y reconoció que no dignifican a la Argentina hechos como “no poder superar la existencia de numerosos comedores comunitarios que reúnen a niños que no conocen la alegría del comedor familiar" carencia que, pese al paso de los años, sigue afectando a más de una generación.
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Mons. Cargnello se dirigió así a quienes asistieron a venerar a la Virgen del Milagro, cuya festividad religiosa data de abril de 1592, cuando Fray Francisco de Victoria, como Obispo de Tucumán, fundó la ciudad de Salta, lugar en el que un año más tarde se originó esta procesión como una de las más grandes muestras de la fe argentina.
Finalmente, el Prelado invitó a los participantes a no “desfallecer en la tarea de hacer una patria dispuesta a promover el trabajo” sino por el contrario, a comprometerse “buscando el bien integral de nuestros niños y jóvenes”.
La procesión se inició con la imagen de la Cruz Procesional de la Catedral-Basílica de Salta, la imagen de la Virgen de las Lágrimas y el Señor del Milagro, y se dirigió a las cercanías de la Cruz del Congreso Eucarístico, donde después de varios kilómetros de recorrido fue recibida por el Arzobispo.