Tras los casos de Mendoza y La Plata, donde dos jóvenes discapacitadas violadas fueron sometidas a abortos "legales", un diario local recuperó la historia de Martín, un saludable niño que hace cuatro años se salvó de ser abortado y hoy vive feliz con sus padres adoptivos.

El diario La Capital publicó un reportaje sobre la vida actual del pequeño recordando el drama de su madre y cómo su bisabuela lo libró del aborto.

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"Teresa tiene 64 años, trabaja como empleada doméstica y vive en la zona sur de Rosario. Junto a su esposo crió a su nieta Marta desde los seis meses, cuando la pequeña sufrió una meningitis que le dejó graves secuelas neurológicas. Desde entonces Marta llama a Teresa ‘mamá’, aunque ésta sea su abuela", indica el reportaje, que no revela la identidad de los protagonistas.

Marta tiene ahora 25 años, pero ella dice tener sólo dos. La enfermedad le dejó dificultades musculares en el habla, en las manos y no pudo aprender a leer ni a escribir.

Cuando cumplió 20 años de edad, Teresa quedó viuda y debió dejar a su nieta con su madre biológica, para poder mudarse y arreglar asuntos familiares.

"Cuatro meses después la llamaron de urgencia para que fuera a buscar a Marta. ‘La encontré toda golpeada, con el pelo rasurado y embarazada. Me quise morir’, recuerda con desesperación la abuela, quien confiesa que en ese momento ‘no sabía qué hacer’".

Teresa presentó una denuncia por violación y luego llevó a su nieta al médico. "El doctor me dijo que era una lástima no haber ido antes porque se lo hubiéramos podido sacar", recuerda. Marta ya tenía cinco meses de gestación.

Sin embargo, Teresa ya había tomado una decisión. "Desde el primer momento dije que no íbamos a hacer un aborto, aunque Marta hubiese estado embarazada sólo de un mes. Aunque era por una violación, el inocente no tiene la culpa. Marta tenía una vida adentro y yo no lo podía admitir (al aborto). Sólo me preocupaba que Marta estuviera bien, sobre todo en el parto. Después veríamos qué hacer con la criatura", señala.

El 16 de abril de 2002 nació Martín. El niño nació sano.

"A pesar de que muchos ven a Marta y creen que ella entiende poco y nada por su edad mental, la chica recibió a su hijo con lágrimas y enseguida lo abrazó con fuerza. Lo cuidó durante un año. Con ayuda de su abuela aprendió a amamantarlo, ‘se reía con él y hasta ¿logró cambiarle los pañales’, relata Teresa. Pero, aunque Marta quisiera al niño, toda la familia sabía que ella no podría hacerse cargo de la criatura y se decidió darlo en adopción", evoca el diario.

Una prima de Teresa, también empleada doméstica, decidió adoptar al niño. Estaba recién casada y quiso hacerse cargo del pequeño. "Les aclaré que yo no iba a poder darle plata, pero sí amarlo y educarlo", sostiene la madre adoptiva que permite a Marta visitar con frecuencia a su hijito.

"El pequeño Martín hoy tiene cuatro años y una sonrisa pícara le ilumina el rostro. Inquieto, corre con los autitos y arma torres de ladrillos alrededor de su madre adoptiva. Le encantan los videojuegos y las fiestas de cumpleaños". Además, sus padres adoptivos concibieron una niña, su hermanita.

Hace algunas semanas nació Guadalupe y comenzaron las preguntas. "’amá, ¿yo también estuve en tu panza?’, decía Martín. Su madre le explicó con sencillez que no: ‘Le dije que él había estado en la panza de otra señora, pero que desde siempre lo llevaba en mi corazón y que con papá lo queremos mucho’".