¿Cuál es el mejor regalo para el Papa? Los íntimos amigos del Papa Benedicto XVI no pueden ponerse de acuerdo.
Tal vez poder pasear por Ratisbona sin ser reconocido, entrar de incógnito a la Catedral, ir solo a visitar la tumba de sus padres, pasar un día entero sin ser molestado en su propia casa en Pentling con su hermano Georg. Pero nada de ello sucederá. Desde su elección pontificia, Benedicto XVI es un personaje público. Por eso, en esta visita a Ratisbona, cada uno de sus pasos y gestos es acompañado y registrado en cámaras y observado por los peregrinos.
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Benedicto XVI ha llegado al lugar donde pensaba pasar el atardecer de su vida. Cientos de veces hizo el mismo trayecto, ida y vuelta de la estación central a la Catedral y luego al seminario en la Plaza Bismarck. Algunas veces a pie, otras en ómnibus y solo ocasionalmente era reconocido por alguien. La tarde de ayer lunes, sin embargo fue algo totalmente diferente. Se sentó en el papamóvil, y a lo largo de su recorrido se agolparon miles de fieles que le daban jubilosamente la bienvenida.
"Es sumamente hermoso que el Papa esté entre nosotros. El Papa es alemán, es de Baviera, es uno de nosotros", señaló Max Janker, y añadió que "es algo por lo que todos los ciudadanos de Ratisbona nos debemos alegrar y tirar la casa por la ventana. ¡Hoy el Papa está en casa!"
A su llegada a Ratisbona, el Papa Benedicto irradiaba alegría. Estaba ciertamente cansado por la larga jornada en Altötting y la visita a Marktl am Inn. Pero la alegría del reencuentro con los compatriotas de la tierra de su corazón saltaba a la vista. A su paso a bordo del papamóvil por la Catedral, el Santo Padre pidió detenerse por un breve momento para contemplar el portón lateral, restaurado hace pocos días, luego de largos años de trabajo. El Papa extendió los brazos encantado, por lo reluciente que estaba la fachada.
Brigitte Götzfried y Cornelia Mader, dos jóvenes de Ratisbona, no podían contener la alegría por haber podido ver muy de cerca al Papa. "¡Es algo increíble, un sentimiento indescriptible, el Papa está entre nosotros, es algo fantástico! Cuando pasó junto a nosotras y nos saludó, sentimos un inmenso calor que nos invadía!", señalaron las dos amigas.