El pequeño pueblo alemán de Thyrnau, en las cercanías de Passau, también vive la fiebre papal. Desde hace algunas semanas, en el Monasterio de San José no se hace otra cosa que cortar, coser y bordar, pues las religiosas cistercienses son las encargadas de preparar los ornamentos que utilizará el Santo Padre en la Misa que celebrará en el Santuario de Alttöting el 11 de septiembre.
En este monasterio viven 19 cistercienses. Todas las religiosas, incluyendo a la Abadesa, Madre Mechthild, están muy honradas por el encargo recibido. Sobre la fina seda, van bordando con mucha delicadeza y destreza los escudos pontificios.
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Mientras va dándole las últimas puntadas a la mitra del Papa, hecha totalmente a mano, la hermana Michaela señala que “lo más importante es que le quede bien al Santo Padre, que tenga el tamaño adecuado y se sienta cómodo”.
Coser para el Papa es un encargo extraordinario y divertido que las llena de entusiasmo. No solo están cosiendo los ornamentos para el Papa y los altares, sino también las casullas que utilizarán los otros 30 cardenales y obispos que lo acompañarán en la celebración en Alttöting. Lo más difícil, comenta la hermana Francisca, es “coser lo más bellamente posible, sabiendo que tenemos que correr contra el tiempo”.
La hermana Mónica ya tiene listo el mantel para el altar, para lo que ha tenido que solucionar los posibles problemas como los del viento, cosiendo pequeñas barritas de acero dentro de los dobladillos de los bordes.
“Haber recibido este honor, es algo extraordinario”, explica la Abadesa, pues lo normal es que se traiga todo de Roma. “Es algo especial el poder coser y bordar algo que el propio Santo Padre va a ponerse”.
Cuando la Diócesis de Passau envió su propuesta al Papa en Roma, probablemente el Santo Padre la halló difícil de rechazar, debido a la gran fama que tienen los trabajos de costura de las monjas cistercienses de San José.
La Abadesa comenta que “cada puntada va unida a nuestras intenciones, para que el Papa esté saludable, para que sus palabras sean bien acogidas, para que todo salga bien en su misión, para que tenga siempre la fortaleza”.
Mientras unas cosen, otras hermanas tienen el encargo de observar por televisión las figuras que utiliza el Papa en sus ornamentos en Roma, grabando las transmisiones para poder luego estudiar bajo el lente de una lupa los detalles trabajados, todo siempre para que al Santo Padre le quede todo bien y se le vea aún mejor.