En una entrevista concedida a la Agencia italiana ANSA, el Cardenal Josef Glemp, Arzobispo de Varsovia (Polonia) señaló que el Papa Juan Pablo IIera espiado por los soviéticos incluso en el Vaticano.

“Moscú tenía todo el interés en conocer qué ocurría en Roma con un Papa polaco”, explicó el Purpurado.

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“En las oficinas de los servicios secretos había informes sobre cada uno de nosotros. Cada religioso, cada párroco, cada seminarista era objeto de atención, por usar un eufemismo”, dijo el Purpurado polaco a ANSA.

El Arzobispo de Varsovia fue especialmente duro con el P. Konrad Hejmo, un dominico polaco que llegó a ser jefe de las peregrinaciones polacas al Vaticano recientemente retirado.

Claro que él también era un espía. Lo prueban los documentos y las cartas que fueron hechas públicas el año pasado. Personalmente, estoy convencido de que el padre Hejmo hacía denuncias e informes”, subraya Glemp.

Al parecer, por las descripciones del Purpurado, los esfuerzos de los soviéticos por penetrar el círculo más cercano del gobierno del Vaticano fracasaron, pues el P. Hejmo tenía poco contacto y relativamente poca información de las más importantes decisiones que se tomaban en la Santa Sede.