En un mensaje dirigido a los participantes del 20° Encuentro Interreligioso de Oración por la Paz, que se celebra en Asís del 4 al 5 de septiembre, el Papa Benedicto XVI aclaró que este evento busca la conversión de los corazones a la paz, y no expresar un sincretismo religioso.

En el mensaje, el Pontífice recuerda que hace veinte años se celebró el primer encuentro promovido por el Siervo de Dios Juan Pablo II.

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Desde entonces, “el acontecimiento más significativo ha sido la caída de los regímenes de inspiración comunista en Europa del Este y el fin de la ‘guerra fría’, que había creado una especie de división del mundo en esferas de influencia contrapuestas. Fue un momento de esperanza general de paz”.

Sin embargo, “este sueño no se ha cumplido. Es más, el tercer milenio se ha abierto con escenarios de terrorismo y de violencia que no terminan de disolverse”, agrega.

La invitación de Juan Pablo II a los representantes de las religiones mundiales fue, según explica el Santo Padre en el mensaje, “para que testimoniaran unánimemente la paz. Sirvió para dejar claro, sin que hubiera lugar a dudas, que la religión no puede ser sino anunciadora de paz”. En este sentido, subraya que “a nadie le es lícito asumir el motivo de la diferencia religiosa como presupuesto o pretexto de una actitud belicosa hacia otros seres humanos”.

El Santo Padre afirma que en el encuentro promovido por Juan Pablo II en 1986 se hizo hincapié en “el valor de la oración en la construcción de la paz”, pero advierte que, “sin embargo, la paz se construye ante todo en el corazón”, que es “el lugar de las intervenciones de Dios”.

Juan Pablo II –sigue el mensaje de Benedicto XVI– “pidió una oración auténtica, que implicase toda la existencia y que por este motivo, estuviera acompañada del ayuno y se expresara en la peregrinación, símbolo del camino hacia el encuentro con Dios”.

El valor de la oración “en la construcción de la paz fue testimoniado por representantes de diversas tradiciones religiosas” que mostraron así que “la oración no divide sino que une y es un elemento determinante para una eficaz pedagogía de la paz”.

Benedicto XVI recuerda especialmente la atención que se puso para que el encuentro de Asís de hace 20 años “no se prestara a interpretaciones de sincretismo, fundadas en una concepción relativista”, y concluye explicando que “cuando se reza unidos por la paz, es necesario que la plegaria se realice según los caminos distintos que son propios de las diversas religiones. Así se ha hecho desde 1986 y esta decisión sigue siendo válida actualmente”.

“La convergencia de la diversidad no debe dar la impresión de que se cede a aquel relativismo que niega el sentido mismo de la verdad y la posibilidad de alcanzarla”, concluye.