La Iglesia y el mundo necesita de jóvenes que "escuchen y respondan" a la llamada del Señor y para ello es necesario "proponerles sin miedo la vida cristiana en clave de santidad", aseguró el Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández González, con ocasión de la Misa por la celebración del traslado de las reliquias de San Atilano, el joven turiasonense del siglo IX que a los 15 años de edad decidió seguir su vocación monástica.
Al constatar la generosidad de los jóvenes de hoy, el Prelado dijo en su homilía que a estos "hemos de proponerles sin miedo la vida cristiana en clave de santidad" constatando que las actuales propuestas a las "borracheras, drogas, sexo sin freno" es un "insulto" pues ellos "son capaces de mucho más".
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En este sentido, Mons. Fernández propuso como ejemplo "ejemplo para los jóvenes de todos los tiempos" al santo que desde su juventud escuchó y siguió el llamado de Dios. Es un modelo de "búsqueda de Dios, del sentido de la vida, de la búsqueda de hacer el bien a los demás", dijo.
"También hoy hay jóvenes que trabajan y que estudian, que se preparan para el futuro con dignidad y esperanza. El futuro es de esos jóvenes honrados y no tanto de los que en estos días han agotado sus energías vitales en la juerga sin freno", añadió el Prelado durante la fiesta de las reliquias que se celebra cada 28 de agosto.
En su homilía, el Obispo subrayó finalmente la necesidad de "familias que vivan según la ley de Dios" y de "personas que se dediquen al bien común, sin buscar su propio interés".
San Atilano
San Atilano nació en Tarazona en el 850. A los 15 años se retiró a un monasterio benedictino cercano a Tarazona. Siendo sacerdote se retiró al desierto en el Bierzo, en busca de San Froilán, un hombre que predicaba la Palabra de Dios, vivía retirado, rechazaba los favores y las alabanzas humanas.
Froilán sería Obispo de León y Atilano Obispo de Zamora, elegidos el mismo día, en Pentecostés del año 900, alcanzando ambos la cotas más altas de la santidad cristiana. Habían agrupado unos 300 monjes junto a ellos. Rigió la diócesis de Zamora hasta el 5 de octubre del año 919.