En un enérgico comunicado titulado “Nota Contra la Violencia y a favor de la Paz”, la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB) señaló la urgente necesidad de poner fin a la espiral de violencia suscitada por el crimen organizado en todo el país.
La escalada de violencia del crimen organizado en los últimos meses, principalmente en Sao Paulo, se ha convertido en el problema principal de la política brasileña, especialmente luego que un comando del crimen organizado secuestrara un periodista y lograra que el más importante canal de televisión local emitiera un video conteniendo quejas sobre el sistema carcelario.
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La CNBB repudia “la espiral de violencia vivida en el país y se muestra solidaria con todos los que sufren la cruel realidad del crimen organizado, presente en varios Estados”.
El documento compromete también el apoyo de la Iglesia a las autoridades para buscar “una inmediata solución en todos los niveles” que “con la fuerza del derecho supere el derecho de la fuerza”.
El comunicado de la CNBB destaca algunas alternativas:
· La superación de la cultura de la impunidad que produce rechazo e injusticia que desprestigian al Estado a la Sociedad, debilitando sus instituciones.
· Una solución urgente para la sobrepoblación de las cárceles, que atenta contra los derechos humanos y es fuente de crisis recurrentes.
· La reforma de los órganos de seguridad, ofreciendo mejores condiciones de servicio a sus agentes, y la superación de la mentalidad represiva, generadora de violencias.
Al recordar la frase del profeta Isaías “la verdadera paz es obra de la justicia” (Is 32,17); el comunicado de la CNBB destaca que “necesitamos arrancar de raíz las causas que están en el origen de la organización del crimen, de sus intentos y métodos, como es la relación promiscua entre lo público y lo privado y las redes de corrupción en varios niveles”.
“Necesitamos ser más solidarios con los pobres, combatiendo la miseria, el hambre y la marginación social, que nos vuelven presa fácil del mundo del crimen”; agregan los obispos, al destacar que “necesitamos asumir con más claridad y eficiencia los valores éticos y espirituales, cuya pérdida causa un enorme perjuicio a la sociedad”
“Jesucristo nos enseña el camino para la construcción de la paz, fruto de la justicia, del derecho, del respeto por los otros, de diálogo y de perdón mutuo”, concluyen.