Hoy por la mañana el Papa Benedicto XVI, meditando sobre la Asunción de la Virgen María, hizo una invitación a vivir en perspectiva de eternidad y a la apertura a Dios como única respuesta capaz de saciar la sed de verdad y felicidad del corazón humano.
Al inicio de su catequesis durante la audiencia de los miércoles celebrada en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Pontífice afirmó que “esta fiesta celebra la glorificación corporal de aquella criatura que Dios escogió como Madre y que Jesús en la Cruz dio por Madre a toda la humanidad”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Citando el Concilio Vaticano II agregó que “María brilla en la tierra como signo de segura esperanza y consolación para el pueblo de Dios que está en camino”.
Tras hacer notar que actualmente se vive olvidando tal realidad espiritual, el Santo Padre dijo que “existe hoy en día quien vive como si no tuviese que morir jamás o como si todo tuviese que terminar con la muerte; algunos se comportan considerando que el hombre sea el único artífice del propio destino, como si Dios no existiese, alcanzando alguna vez incluso a negar que exista un espacio para Él en nuestro mundo”.
Respondiendo a tal situación, el Pontífice afirmó que “solo la apertura al misterio de Dios, que es Amor, puede colmar la sed de verdad y de felicidad de nuestro corazón; solo la perspectiva de la eternidad puede dar valor auténtico a los eventos históricos y sobre todo al misterio de la fragilidad humana, del sufrimiento y de la muerte”.
“Contemplando a María en la gloria celeste, comprendemos que también para nosotros la tierra no es la patria definitiva y que si vivimos constantemente dirigidos a los bienes eternos, un día compartiremos su misma gloria”, dijo el Papa.
Finalmente saludó en diversas lenguas a los diversos grupos de fieles reunidos, entonó el Pater Noster e impartió la Bendición Apostólica.