Miles de personas se dieron cita en Castel Gandolfo para participar del ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien invitó a los presentes a aprovechar del tiempo de vacaciones para que sea un momento de oración y reposo y de enriquecimiento de los lazos familiares.

Al inicio de su alocución, el Santo Padre manifestó el deseo de que las vacaciones de muchos sean un tiempo de “descanso que sirva para reposar la mente y el cuerpo, sometidos diariamente a un continuo cansancio, dado el ritmo frenético de la existencia moderna”.

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Asimismo destacó que “las vacaciones constituyen también una preciosa oportunidad para estar un tiempo más largo con los familiares, para encontrar a los parientes y amigos, en una palabra, para dar más espacio a aquellos contactos humanos que el ritmo de los compromisos de cada día impide cultivar como se desearía”.

También recordó a aquellos que por varios motivos no pueden realizar un tiempo de vacaciones, concretamente a “los ancianos y enfermos que frecuentemente, en este periodo, sufren aun más la soledad. A estos nuestros hermanos y hermanas quisiera manifestar mi cercanía espiritual deseando de corazón que a ninguno de ellos falte el sostén y el consuelo de personas amigas”.

Más adelante afirmó que “el tiempo de las vacaciones es para muchos una favorable ocasión para encuentros culturales, para momentos largos de oración y de contemplación. Disponiendo de más tiempo libre se puede dedicar con mayor gusto a la conversación con Dios, a la meditación con la Sagrada Escritura y a la lectura de algún útil libro formativo”.

“La fiel participación a la celebración eucarística dominical –prosiguió- ayuda a sentirse parte viva de la comunidad eclesial también cuando se está fuera de la propia parroquia. Donde sea que nos encontremos tenemos siempre la necesidad de nutrirnos de la Eucaristía”, concluyó.