El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, presidió en Alcalá de Henares una Eucaristía solemne al culminarse el año jubilar de los Patronos de esa ciudad, los mártires niños Justo y Pastor; en la que destacó que un cristiano "es aquél que cree que Dios es amor"
El Purpurado dijo que Madrid, Alcalá de Henares y Getafe son tierras de tradición cristiana. “Es inseparable el intento de renovar la vida cristiana del propósito de llevar el testimonio de la fe renovadamente a todos nuestros conciudadanos”, precisó.
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Asimismo, dijo que con el sacramento de la Reconciliación, “el instrumento más eficaz y más auténtico para lograr veneración en la vida cristiana de los fieles y de toda la Iglesia”, se ha venerado a los santos niños Justo y Pastor.
Luego de explicar que el origen de la diócesis de Alcalá se relaciona al martirio de estos dos pequeños, el Arzobispo manifestó que vivieron la vida “al máximo de lo que el hombre puede vivir, dándosela al Señor para Él y por Él”.
Seguidamente destacó que un cristiano “es aquél que cree que Dios es amor, no sólo en abstracto, sino en concreto, que Dios le ha amado hasta dar la vida por él” y manifestó que la respuesta al regalo del Señor “es la fe y el amor silencioso y humilde que se extiende por todos los aspectos de la vida, desde los más íntimos”.
“No hay realidad humana, social ni política que se sostenga si los que forman parte de ella no saben amar”, subrayando después que los mártires entregaron su vida y afirmaron ese amor “abrazándose a la cruz de Cristo”.
El Purpurado comentó también que al volver a los orígenes para recordar a Justo y Pastor implica tener presente el futuro porque “es un triunfo que se puede ir asimilando, vida tras vida, época tras época e historia tras historia” y criticó a quienes consideran que el futuro son sólo los bienes de este mundo como el dinero, el placer o el pasarlo bien porque quienes así piensan “han perdido la vida”.