Al finalizar la Audiencia General en la Plaza San Pedro, bajo un intenso calor, el Papa Benedicto XVI señaló que nada justifica el derramamiento de sangre inocente en el Líbano y volvió a pedir el fin de la acciones armadas en el Oriente Medio.  

“Nuestros ojos están llenos de las horribles imágenes de los cuerpos mutilados de tanta gente, especialmente de niños, y estoy pensando particularmente en Qana en Líbano”, dijo el Pontífice al referirse al reciente ataque israelí a la histórica  aldea donde Jesús realizó su primer milagro, y donde murieron más de 58 civiles.

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“Deseo repetir que nada puede justificar el derramamiento de sangre inocente, por ninguna razón”, añadió el Pontífice, al renovar su “petición urgente de un cese inmediato de todas las hostilidades”.

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