La ola de robos en templos católicos en Honduras sumó un nuevo caso con el hurto del Cáliz de la Iglesia de Santa Ana, ubicada a 30 kilómetros al sur de Tegucigalpa, informaron fuentes locales.

Ana Magda Rodríguez, encargada del servicio de ese templo, lamentó que actualmente los ladrones "ya no respeten ni las cosas sagradas porque consuman el hurto del Santísimo entrando por el campanario y saliendo por la puerta de la sacristía".

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"Los ladrones aprovecharon que (el 27 de julio) la comunidad estaba distraída en la feria de la Virgen de Santa Ana para escalar durante la noche hasta el campanario, de unos 30 metros de altura, y bajar por una escalera para robar el Cáliz bañado en oro", anotó Rodríguez.

Por su parte, Carlomagno Núñez, Canciller de la arquidiócesis de Tegucigalpa, indicó que los últimos robos ocurridos en diversos templos son similares, ya que son bandas muy organizadas que no dejan ni huellas y utilizan aparatos muy sofisticados".

"Se ha avanzado en ese tema, pero todavía las medidas de seguridad no se han puesto totalmente. Se han puesto algunas alarmas y otros objetos identificadores, pero los ladrones son hábiles, son astutos", anotó Núñez.

Según informaciones proporcionadas por fuentes fiscales, en el último año unos diez templos católicos han sido víctimas de saqueos de ladrones que sustrajeron más de 30 piezas, como esculturas y otros objetos usados en el culto, supuestamente para venderlos a coleccionistas extranjeros.