En el primer Ángelus que preside desde Castelgandolfo este año, el Papa Benedicto XVI, apenas de retorno de sus vacaciones en Les Combes, lanzó un nuevo y urgente llamado para un inmediato cese del fuego en el Oriente Medio.

El Pontífice señaló que la situación “cada vez más grave y trágica” en el Medio Oriente está produciendo “cientos de muertos”, “ciudades e infraestructuras destruidas”, “mientras en los corazones de muchos parece crecer el odio y la voluntad de venganza”.

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El Santo Padre urgió a considerar que “no se puede restablecer la justicia, crear un orden nuevo y edificar una paz auténtica cuando se recurre al instrumento de la violencia”.

Luego, en referencia a la Encíclica “Pacem in Terris”  del Beato Juan XXIII, señaló que “vemos cuán profética y al mismo tiempo realista es la voz de la Iglesia cuando, frente a las guerras y los conflictos de todo tipo, indica el camino de la verdad, de la justicia, del amor y de la libertad”.

El Papa Benedicto exclamó: “¡En el nombre de Dios me dirijo a todos los responsables de esta espiral de violencia, para que inmediatamente depongan las armas todas las partes!”.

A los gobiernos e instituciones internacionales “pido no ahorrar ningún esfuerzo para obtener este necesario cese de las hostilidades y para poder comenzar así a construir, mediante el dialogo, una convivencia durable y estable de todos los pueblos del Medio Oriente”.

A los hombres de buena voluntad el Pontífice pidió “que sigan intensificando el envío de ayuda humanitaria a aquellas poblaciones tan probadas y necesitadas. Pero sobre todo, sigan elevando desde todo corazón la confiada oración a Dios bueno y misericordioso, para que conceda su paz a aquella región y al mundo entero”.

El Pontífice concluyó elevando una oración a María “Madre del Príncipe de la Paz y Reina de la Paz” para ver pronto reinar “aquella reconciliación por la cual el Señor Jesús ofreció su preciosa sangre”.

El llamado del Papa coincidió con la trágica noticia de la muerte de 54 civiles inocentes durante un ataque israelí a la ciudad bíblica de Caná, ubicada en el sur del Líbano.