En la víspera del aniversario de su martirio acaecido el 27 de julio del año 305, la sangre de San Pantaleón volvió a transformarse de estado sólido a líquido en la iglesia del monasterio de La Encarnación de Madrid.
Así lo confirmó este miércoles el vicario episcopal y capellán del monasterio de La Encarnación de Madrid, P. Joaquín Martín Abad.
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La sangre del médico mártir pudo ser observada desde ayer por la tarde por decenas de personas que se acercaron al templo para contemplar la reliquia contenida en una pequeña ampolla de cristal que puede ser observada gracias a dos pantallas de televisión ubicadas a ambos lados del altar.
“El proceso de la licuefacción es muy lento”, indicó el sacerdote, explicando que “la sangre pasa de un estado sólido a un estado más líquido que puede comprobarse con el aumento de volumen, el color más rojizo y una mayor fluidez en el contenido de la reliquia”.
La sangre del mártir –que se licua todos los años desde hace casi 400–, volvió este jueves a condensarse lenta y progresivamente hasta transformarse de nuevo en un estado sólido en el que permanecerá el resto del año.
El “milagro de San Pantaleón”, que no ha sido objeto de pronunciamiento alguno por parte de la Iglesia, se repite en varios lugares del mundo en donde se conserva alguna porción de su sangre. Este es el caso de la localidad italiana de Ravello, donde se expone la ampolla más grande que existe con sangre de este mártir y de la que con toda probabilidad, sostiene el capellán, se extrajo la porción que hay en el monasterio madrileño.
San Pantaleón vivió durante el Imperio Romano. Estudió medicina bajo la vigilancia de su padre, senador del gobierno. Cuando se desempeñaba como médico personal del emperador, se convirtió al cristianismo gracias a las enseñanzas de su madre y un vecino sacerdote. Acusado ante el soberano por haberse bautizado, fue preso, y decapitado, a los 23 años, por no renunciar a su fe.