El Arzobispo de la Plata, Mons. Héctor Aguer, pidió a los argentinos que no se confundan ante aquellos políticos o funcionarios que colocándose la etiqueta de "católico" disienten públicamente de las enseñanzas fundamentales de la Iglesia.

En el programa televisivo "Claves para un mundo mejor", el Arzobispo explicó que con frecuencia, "personas que tienen una actividad pública relevante, políticos o funcionarios", suelen decir: "Yo como católico respeto la opinión de la Iglesia pero no estoy de acuerdo con ella".

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Según Mons. Aguer, "no se refieren a opiniones como puede ser la de un obispo sobre una coyuntura social o económica, un problema cultural. Más bien se refieren a la enseñanza oficial de la Iglesia sobre materias de mucho peso como puede ser el orden familiar, el matrimonio, la educación sexual, el aborto, la esterilización quirúrgica y otros temas".

El Arzobispo advirtió que se puede "recibir con cordialidad y agradecimiento que un agnóstico, un judío, un musulmán o cualquier persona que no pertenece a nuestra confesión de fe diga eso. En este caso esas afirmaciones serían una señal cordial de respeto a la opinión de la Iglesia porque para ellos es una opinión".

"Pero que alguien lo diga ‘como católico’ y se manifieste contrario a la enseñanza oficial de la Iglesia y, muchas veces, a enseñanzas pronunciadas con gran solemnidad que indican que ningún católico puede decir que no está de acuerdo, quiere decir que hay una gran confusión sobre cómo se usa el nombre de católico", aclaró.

Mons. Aguer cuestionó por qué "en esos casos se aplican esa etiqueta. Pueden ser personas que habrá recibido el Bautismo en la Iglesia Católica, que quizás recibieron su instrucción catequística en la infancia e hicieron su Primera Comunión pero que, ahora, ni piensan ni sienten como católicos. Por eso es que consideran la enseñanza de la Iglesia en materias de gran importancia como una mera opinión".

Ante esta situación, pidió "un laicado comprometido con la realidad social, económica o política de la vida de la Nación que piense verdaderamente como católico. Que procure, según las normas que rigen nuestro sistema republicano, que esas verdades -que son muchas veces verdades del orden natural y tienen que ver con el orden básico de la sociedad- puedan llegar a convertirse en plena vigencia entre nosotros".

Asimismo, consideró que "todavía nos queda mucho por comprender sobre cual es la obligación de un católico que actúa en la vida pública de pensar y de manifestarse verdaderamente como católico".

"El ser católico es no hacerse eco de la opinión general o acomodar la verdad a las conveniencias políticas del momento. Se trata de dar testimonio con plena coherencia de lo que cree y lo que piensa procurando que eso ilumine la vida de la sociedad", agregó.