A través de la Secretaría de Estado del Vaticano, el Papa Benedicto XVI hizo llegar desde Les Combes –donde se encuentra en descanso y oración– su dolor y solidaridad a los familiares de las víctimas del tsunami que golpeó esta mañana la Isla de Java, en Indonesia.

Un tsunami de entre dos y cinco metros barrió las costas de balnearios y aldeas pesqueras de Java, matando a por lo menos 300 personas y dejando decenas de desaparecidos.

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Un terremoto producido bajo el Océano Índico generó la ola que se abatió sobre esta isla de Indonesia, el país más afectado por el maremoto de 2004, que dejó cerca de 200 mil muertos.

Tras el terremoto, numerosos pescadores y turistas vieron el mar retirarse más de medio kilómetro, un fenómeno que antecede a un tsunami; pero los avisos no llegaron a las víctimas porque la isla densamente poblada, no tiene un adecuado sistema de comunicación para emergencias.

La zona más afectada fue el balneario Pangandaran, un punto de atracción para miles de turistas del país y extranjeros.

Apenas hace siete semanas, un terremoto dejó miles de muertos en Java.