Al recibir hoy a los prelados de la Conferencia Episcopal de Croacia, el Papa Benedicto XVI resaltó la importancia de la afirmación del derecho a la vida y el respeto a la libertad religiosa en la construcción de Europa, reiterando al mismo tiempo la necesidad de anunciar incansablemente los valores evangélicos para contrarrestar la secularización y el relativismo de hoy.

En su discurso ante los obispos que acaban de realizar su visita “ad limina”, el Santo Padre afirmó que para contrarrestar la secularización y el relativismoes necesario un anuncio incansable de los valores evangélicos" y los animó a "no tener miedo de indicar a los fieles lo que enseña el Evangelio, poniéndoles en guardia frente a lo que es contrario a él, para que vuestras comunidades sean un estímulo para toda la sociedad en la búsqueda del bien común y en la atención a los más necesitados".

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Tras manifestar su alegría por los logros en varias iniciativas pastorales de los prelados, el Pontífice puso de relieve el deseo de Croacia de entrar en la Unión Europea, señalando que ello supondrá "una contribución de su propia cultura y tradiciones, en la búsqueda compartida de la verdad plena sobre el ser humano".

Sobre esta verdad es "esencial que se construya la casa común europea", cuyo fundamento es la afirmación del derecho a la vida y el respeto a la libertad religiosa, apuntó Benedicto XVI. "Sobre estos valores es posible hallar el consenso también de los que no adhieren a la Iglesia Católica, pero aceptan la voz de la razón, sensible a los dictados de la ley natural", agregó.

Más adelante, el Obispo de Roma lamentó la persistencia en el país balcánico de “las consecuencias del reciente conflicto, cuyos efectos negativos se reflejan no sólo en la economía, sino también en los ánimos de los habitantes”. Así, pidió a los obispos ser siempre “anunciadores de reconciliación y agentes de paz que alienten a los ciudadanos croatas “en el camino de la reconciliación cristiana”, pues “el perdón libera sobre todo a quien tiene el valor de concederlo".

Por último, Benedicto XVI pidió a los obispos que fueran "generosos en el servicio a la Iglesia y al pueblo”, siguiendo atentamente la formación de los sacerdotes y las vocaciones sacerdotales, la guía de las comunidades religiosas y los movimientos, la promoción de las familias y la presencia de los católicos en la vida pública y en los medios de comunicación.