Al continuar este miércoles con sus catequesis referidas a Jesucristo y la sucesión apostólica, el Papa Benedicto XVI abordó la figura del Apóstol Juan, y señaló que el discípulo amado nos enseña a confesar nuestra fe sin temor.
“Juan forma siempre parte del grupo que acompaña a Jesús en determinadas ocasiones”, dijo el Santo Padre, “y en la Iglesia de Jerusalén ocupó un puesto relevante. Para Pablo es una de las ‘columnas’ de la comunidad.
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“Ante el Sanedrín –siguió el Pontífice– afirma: ‘No podemos dejar de hablar de aquello que hemos visto y oído’. Esta franqueza al confesar su fe es una invitación para todos nosotros a confesar decididamente nuestra firme adhesión a Cristo, anteponiendo la fe a todo interés humano”.
El Papa recordó que según la tradición, “Juan es el discípulo predilecto” que “está en la Última Cena”, así como “a los pies de la Cruz al lado de la Madre de Jesús”; y es “testigo de la presencia del Resucitado”.
Por ello, siguió explicando el Pontífice, algunos expertos exégetas lo consideran “el prototipo del discípulo de Jesús”, que desea “hacer de cada uno de nosotros un discípulo que vive una amistad personal con Él. Para ello, no basta seguirlo y escucharlo exteriormente, sino vivir con Él y como Él. Esto es posible en un contexto de gran familiaridad, impregnado del calor de una confianza total”.
Benedicto XVI recordó también que “la Iglesia Oriental lo llama sencillamente ‘el Teólogo', es decir, aquel que es capaz de hablar en términos accesibles de las cosas divinas, desvelando un arcano acceso a Dios mediante la adhesión a Jesús”.
Juan, que según la tradición, vivió en Efeso, “goza en Oriente de una gran veneración y en la iconografía bizantina es representado como un anciano en actitud de contemplación intensa, casi invitando al silencio”.
Sin recogimiento adecuado no es posible acercarse al misterio supremo de Dios los ‘silenciosos’ conocen ese misterioso intercambio de corazones