Miles de peregrinos se dieron cita en la Plaza de San Pedro y participaron en la Audiencia General con el Papa Benedicto XVI, quien en la catequesis titulada “Santiago el Menor” destacó que este Apóstol invita a la constancia en las dificultades de la vida y la oración confiada.

Al iniciar su catequesis, el Santo Padre indicó que Santiago el Menor es el Apóstol a quien “es atribuida la carta que lleva el nombre de Santiago y está incluida en el canon neo testamentario. Él no se presenta como el ‘hermano del Señor’, sino como ‘siervo de Dios y del Señor Jesucristo’”.

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Asimismo, el Pontífice afirmó que, para el Apóstol, “el acto más relevante que realizó fue la intervención en la cuestión de la difícil relación entre los cristianos de origen hebreo y aquellos de origen pagano: en esta contribuyó junto a Pedro a superar, o mejor, a integrar la originaria dimensión hebraica del cristianismo con la exigencia de no imponer a los paganos convertidos la obligación a todas las normas de las leyes de Moisés”.

Continuando con tal relato el Santo Padre destacó como con tal acción se obtuvieron dos resultados “significativos y complementarios: se reconoció la relación irrompible que une el cristianismo a la religión hebrea como a su matriz perenne viva y válida; se concedió a los cristianos de origen pagano conservar la propia identidad sociológica”.

Más adelante se refirió a la carta escrita por este Apóstol, un “escrito importante que insiste mucho sobre la necesidad de no reducir la propia fe a una pura declaración verbal o abstracta, sino a expresarla concretamente en obras de bien”.

“Él nos invita –prosiguió– a la constancia en las pruebas gozosamente aceptadas y a la oración confiada para obtener de Dios el don de la sabiduría, gracias al cual alcanzamos a comprender que los verdaderos valores de la vida no están en las riquezas transitorias, sino en el saber compartir las propias sustancias con los pobres y necesitados”.

Benedicto XVI también afirmó que “la fe debe realizarse en la vida, sobre todo en el amor al prójimo y particularmente en el compromiso con los pobres”.

Y recordando algunas de las afirmaciones del Apóstol de Gentes, San Pablo, el Santo Padre explicó que mientras “San Pablo se opone al orgullo del hombre que piensa que no necesita del amor de Dios que nos previene, se opone al orgullo de la autojustificación sin la gracia donada y no merecida; Santiago habla en cambio de las obras como fruto normal de la fe”.

Finalmente el Papa invitó, con Santiago, a “abandonarnos en las manos de Dios en todo lo que hacemos”.

Terminada la catequesis, leyó un resumen de la misma en diversas lenguas, saludó a los diversos grupos de peregrinos e impartió la Bendición Apostólica.