El Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura y del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Cardenal Paul Poupard, pidió que el ex Presidente de Irak, Saddam Hussein, no sea condenado a muerte porque "nadie puede considerarse dueño de la vida y la muerte de otro, excepto el Creador".

“El catecismo de la Iglesia Católica, la Iglesia y el Papa reiteran que toda persona es criatura de Dios, y que nadie puede considerarse dueño de la vida y la muerte de otro, excepto el Creador”, declaró el Purpurado a la agencia ANSA.

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El Cardenal Poupard recordó que “la vida humana es siempre inviolable”, que ella es un don y que en este principio universal no hay excepciones. “Toda criatura, también la más desgraciada, fue creada a imagen y semejanza del Señor. Dios es maestro de la vida y de la muerte”, afirmó.

El lunes último, el fiscal del Tribunal Penal Supremo iraquí pidió la pena de muerte para Hussein y tres de sus más cercanos colaboradores. El juicio contra el ex mandatario ha sido postergado hasta el 10 de julio, fecha en que expondrán los abogados de la defensa.