Tras la Santa Misa de la Solemnidad de Pentecostés, el Papa Benedicto XVI se dirigió al Palacio Apostólico para rezar desde ahí con los peregrinos el Regina Caeli e invitando a todos a hacerse de los dones del Espíritu para fortalecer así la fe.

Al introducir la oración mariana el Santo Padre destacó que en “Pentecostés la Iglesia se manifestó una, santa, católica y apostólica; se manifestó misionera, con el don de hablar todas las lenguas del mundo, para que a todos los pueblos está destinada la Buena Nueva del amor de Dios”.

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“Entre las realidades suscitadas por el Espíritu en la Iglesia están los Movimientos y las Comunidades Eclesiales, que ayer he tenido el gozo de encontrar”, agregó el Pontífice.

Seguidamente realizó saludos en varias lenguas, haciendo referencia constante a los Movimientos y Comunidades Eclesiales invitándolos a “invocar los dones del Espíritu Santo, que santifica la Iglesia, para robustecer la fe, vivificar la esperanza e iluminar el camino que lleva a renovar la faz de la tierra”.