En un sentido mensaje enviado a los participantes del II Congreso Mundial de los Movimientos Eclesiales y de las Nuevas Comunidades reunidos en Roma, el Papa Benedicto XVI agradeció a los movimientos por su fidelidad al Papa y los obispos.
Refiriéndose al tema del congreso, “La belleza de ser cristianos y la alegría de comunicarlo” el Pontífice afirma en su mensaje que “el cristianismo se ha comunicado y se ha difundido a lo largo de los siglos gracias a la novedad de vida de personas y de comunidades capaces de dar un testimonio incisivo de amor, de unidad y de alegría”. “Precisamente esta fuerza ha puesto a tantas personas en ‘movimiento’ a lo largo de las generaciones”; agregó el Pontífice, y destacó que “también hoy, Cristo sigue haciendo resonar en el corazón de tantos aquel ‘ven y sígueme’ que puede decidir su destino”.
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El Santo Padre pide que los movimientos eclesiales “sean siempre escuelas de comunión”; y escribe al respecto: “Llevad la luz de Cristo a todos los ambientes sociales y culturales en los que vivís... ¡Iluminad la oscuridad de un mundo confuso por los mensajes contradictorios de las ideologías! ¡Qué mal produce en la vida del ser humano y de las naciones el deseo de poder, de poseer, del placer! Llevad a este mundo turbado el testimonio de la libertad con la que Cristo nos ha liberado”.
Benedicto XVI agrega además que “donde la caridad se manifiesta como pasión por la vida y por el destino de los demás, irradiándose en los afectos y en el trabajo y convirtiéndose en una fuerza constructora de un orden social más justo, se construye la civilización capaz de afrontar la avanzada de la barbarie. Sed constructores de un mundo mejor, según el ‘ordo amoris’ (orden del amor) en el que se manifiesta la belleza de la vida humana”.
El Papa pone de relieve además que los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades forman parte de la “estructura viva de la Iglesia”. "Ella os da las gracias por vuestro compromiso misionero, por la labor de formación amplia en las familias cristianas, por la promoción de las vocaciones al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada”, afirma.
La Iglesia también agradece, señala el Pontífice, “vuestra disponibilidad para acoger las indicaciones operativas, no sólo del Sucesor de Pedro, sino también de los obispos de las diversas iglesias locales que, junto al Papa, son custodios de la verdad y de la caridad en la unidad”.