El Arzobispo de Westminster y Presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, Cardenal Cormac Murphy-O’Connor, el arzobispo anglicano de Canterbury, Rowan Williams, y el jefe de rabinos de Londres publicaron una carta en el London Times, en la que urgen a oponerse a la ley de suicidio asistido para enfermos terminales que se encuentra en debate en la Cámara de los Lores.
“Creemos que toda vida humana es sagrada y es un don de Dios con un valor inherente, que no es condicional”, afirma la misiva y prosigue: “con esa clase de norma, los ancianos, los enfermos o discapacitados se encontrarían bajo la presión, real o imaginaria, de pedir una muerte temprana. Además, no hay garantía de que las presiones económicas no se conviertan en algo significativo para determinar si se recomienda o no una muerte asistida”.
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Indicaron también su temor que este supuesto “derecho” a morir se convierta con el tiempo en un “deber” de morir. Finalmente, destacaron las “agudas implicaciones para otros como parientes, amigos, colegas, profesionales médicos y toda la comunidad”. “Cualquier cambio en la ley cambiaría irrevocablemente la delicada relación de confianza entre el paciente y el médico, entre el ciudadano y la sociedad”, concluye la carta.
Por su parte, el grupo pro-vida Care Not Killing (Cuidados y no homicidio) entregará una petición a Downing Street en la que se han recogido más de 100 mil firmas para reclamar que no se cambien las leyes.