Esta mañana, ante miles de fieles que se congregaron en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI impartió la catequesis titulada “La sucesión apostólica” y se refirió a ésta como una continuidad espiritual en cuanto lugar de la acción y transmisión del Espíritu Santo.
El Santo Padre destacó que “como al inicio de la condición de apóstol hay un llamado y un envío del Resucitado, del mismo modo hay un llamado y envío de otros, realizados en la fuerza del Espíritu por parte de quien ya está constituido en el ministerio apostólico. Será el camino por el cual será confiado el ministerio del ‘episcopé’”.
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Sobre tal ministerio, sobre su configuración, el Pontífice afirmó que se trata “de un desarrollo guiado por el Espíritu de Dios, que asiste a la Iglesia en el discernimiento de las formas auténticas de la sucesión apostólica, siempre mejor definidas entre una pluralidad de experiencias y de formas carismáticas y ministeriales, presentes en la comunidad de los orígenes”.
“La sucesión apostólica en la función episcopal –dijo el Pontífice– se presenta como garantía de la perseverancia en la tradición apostólica. En esta continuidad de la sucesión está la garantía del perseverar, en la comunidad eclesial presente, del Colegio apostólico. Pero la continuidad también es entendida en el sentido espiritual, porque la sucesión apostólica en le ministerio es considerada como lugar privilegiado de la acción y de la transmisión del Espíritu Santo”.
También resaltó que “la apostolicidad de la comunión eclesial consiste en la fidelidad a la fe y a la praxis de los Apóstoles, a través de los cuales es asegurada la unión histórica y espiritual de la Iglesia con Cristo”.
Tras haber leído una traducción en varias lenguas de su meditación, el Santo Padre entonó el Pater Noster e impartió la bendición apostólica.