El Papa Benedicto XVI agradeció la generosidad de los españoles en el sostenimiento de las misiones, según aseguró el Arzobispo castrense y Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) de España, Mons. Francisco Pérez González.
Después de haberse reunido con el Santo Padre en Roma, Mons. Pérez Gonzáles señaló que éste "se mostró muy sorprendido de que España colaborara tanto económicamente con los misioneros y se mostró muy agradecido por la generosidad de los españoles".
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En el ejercicio 2004-2005, la Iglesia española aportó 35 millones de euros para la formación de sacerdotes y religiosas "nativos" de los países más pobres del mundo y las misiones en general. Según explicó el Prelado, esos recursos aportados por la OMP de España provinieron de herencias, donaciones y colectas que fueron destinadas a tres de las cuatro Obras Misionales Pontificias.
El encuentro tuvo lugar en el marco de una audiencia del Papa con los 114 Directores Nacionales de las OMPs que se encuentran en Roma desde el pasado 4 de mayo y que estarán reunidos hasta el viernes próximo, con motivo de su la Asamblea General.
En su mensaje, el Pontífice se refirió al mandato misionero que Jesús confió a sus discípulos. "Vuestra presencia -dijo- atestigua el compromiso misionero de la Iglesia en los diversos continentes, y el carácter pontificio que distingue vuestra asociación subraya el lazo particular que os une a la sede de Pedro".
El Santo Padre también recordó que "a través de intervenciones de caridad concretas y generosas, han difundido el anuncio de la Buena Nueva y han contribuido a fundar y consolidar las Iglesias en nuevos territorios".
"Todo ello ha suscitado en el pueblo cristiano un despertar de fe y de amor, unido a un gran entusiasmo misionero", resaltó el Papa, quien añadió que "la oración y la ayuda concreta a las misiones se advierten hoy como parte integrante de la vida de todo cristiano".
Al final del discurso, Benedicto XVI exhortó a los directores a continuar rindiendo su "precioso servicio a las comunidades eclesiales", subrayando que "la unidad de la acción evangelizadora crece en la medida en que toda actividad se refiere a Dios que es Amor y a Cristo, en quien ese amor se expresa en grado supremo".
"De ese modo, vuestra acción no se reducirá jamás a una mera eficiencia organizadora o ligada a intereses particulares, sino que se revelará siempre como una manifestación del amor divino", apuntó.