En ocasión de la conmemoración del V centenario de la Guardia Suiza Pontificia, el Papa Benedicto XVI presidió la Santa Misa en la Basílica Vaticana y en una intensa homilía recordó que el ser humano vive fascinado por la sabiduría, sabiduría que se busca y encuentra en el Señor Jesús.
Al iniciar su homilía el Santo Padre contó a los presentes algunos pasajes de la historia de la Guardia Suiza: “El 22 de enero de hace 500 años los primeros 150 guardias llegaron a Roma por explícito pedido del Papa Julio II y entraron en su servicio en el Palacio Apostólico”.
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“Aquel cuerpo escogido –prosiguió- fue rápidamente llamado a demostrar su fidelidad al Pontífice: en 1527 Roma fue invadida y saqueada y el 6 de mayo 147 guardias suizos perecieron por defender al Papa Clemente VII, mientras los restantes 42 lo llevaron sano y salvo al Castillo de Santo Ángel”.
Seguidamente el Pontífice puso la atención sobre el sentido de tal conmemoración, afirmando que la realizamos para “aprehender alguna enseñanza a la luz de la Palabra de Dios”.
En tal marco el Papa medito entorno a la sabiduría, “bellísima expresión que resalta por una parte el aspecto formativo, es decir la Sabiduría forma a la persona, la hace crecer desde el interior hasta la plena medida de su madurez; y afirma que esta plenitud de vida consiste en la amistad con Dios”.
Reflexionando sobre el Evangelio, afirmó que “quien acoge la superior bondad y belleza y verdad de Cristo, en la cual vive toda la plenitud de Dios, entra con Él en su Reino, donde los criterios de valor de este mundo caen y son volteados”.
También hizo referencia a la carta de san Pablo a los Romanos afirmando que “quien ha reconocido en Él la Sabiduría encarnada y por Él ha dejado todo el resto, se convierte en ‘operador de paz’, tanto en la comunidad cristiana como en el mundo, es decir que se convierte en semilla del Reino de Dios que está ya presente y progresa hacia la plena manifestación”.
“La Palabra de Dios –continuó- nos ofrece por lo tanto una visión completa del hombre en la historia: quien fascinado por la Sabiduría, la busca y la encuentra en Cristo, deja todo por Él recibiendo a cambio el don inestimable del Reino de Dios y, revestido de templanza, prudencia, justicia y fortaleza, vive en la Iglesia el testimonio de la caridad”.
Al finalizar su homilía el Sumo Pontífice recordó a todos los presentes que “entra las múltiples expresiones de la presencia de los laicos en la Iglesia católica, está aquella de la singular Guardia Suiza Pontificia, jóvenes que, motivados por el amor a Cristo y a la Iglesia, se ponen al servicio del Sucesor de Pedro”.