Al dirigirse este jueves a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, presidida por el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal William Joseph Levada, el Papa Benedicto XVI destacó que los planes de Dios y la ley moral no recortan la libertad humana.
Hablando a los miembros de la Comisión, que concluyeron su sesión plenaria anual dedicada a la relación entre Biblia y moral, el Santo Padre –que presidió él mismo la Comisión durante varios años–, señaló que el impulso primordial del ser humano es su deseo de felicidad y de una vida plenamente realizada”.
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“No obstante –continuó–, son muchos los que hoy piensan que a esa realización se deba llegar de forma autónoma, sin referencia alguna ni a Dios ni a su ley. Algunos han llegado a teorizar una soberanía absoluta de la razón y la libertad en el ámbito de las normas morales, que constituirían el ámbito de una ética solamente humana”.
“Los autores de esta ‘moral laica’ –señaló el Papa– afirman que el ser humano, como ser racional, no solo puede sino incluso debe decidir libremente el valor de su comportamiento”.
El Santo Padre explicó sin embargo que “esta convicción equivocada se basa en un presunto conflicto entre la libertad humana y cualquier tipo de ley” y señaló que “la ley de Dios no atenúa ni elimina la libertad del ser humano, al contrario la garantiza y la promueve”.
“La ley moral establecida por Dios en la creación y confirmada en la revelación del Antiguo Testamento encuentra en Cristo su cumplimiento y su grandeza. Jesucristo es el camino de la perfección, la síntesis viva y personal de la perfecta libertad en la obediencia total a la voluntad de Dios”, afirmó el Papa.
“Revelando al Padre y su modo de actuar –siguió el Pontífice–, Jesús revela al mismo tiempo las normas del justo comportamiento humano. Afirma esta conexión de forma explícita y ejemplar cuando, al concluir su enseñanza sobre el amor por los enemigos, dice: ‘Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre que está en los cielos’”.
“El camino trazado por Jesús con sus enseñanzas no es una norma impuesta desde fuera. Él mismo recorre este camino y no nos pide nada más que seguirlo”, manifestó el Santo Padre.
“En la búsqueda de una ética cristológicamente inspirada es necesario tener siempre presente que Cristo es el Logos encarnado que nos hace partícipes de su vida divina y con su gracia nos sostiene en el camino hacia nuestra realización verdadera”, agregó.
“La esencia del ser humano aparece definitivamente en el Logos hecho hombre” y “la relación con Cristo define la relación más alta del actuar moral del ser humano”, indicó Benedicto XVI. “No es un actuar dictado solamente por normas exteriores, sino que procede de la relación vital que une a los creyentes con Cristo y con Dios”, concluyó.