Tras presidir la Misa del Domingo de Resurrección celebrada esta mañana en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI ofreció su mensaje pascual e impartió la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) desde el balcón central del recinto vaticano haciendo una invitación a la humanidad a no tener miedo de abrir el corazón al Resucitado.
“¡Cristo ha resucitado!” fue la exclamación con la que el Santo Padre inició su mensaje a todo el mundo. “Innumerables cirios pascuales han sido encendidos en las iglesias simbolizando la luz de Cristo que ha iluminado e ilumina a la humanidad, venciendo por siempre las tinieblas del pecado y del mal”, dijo el Pontífice ante unos 150 mil feligreses congregados en la plaza vaticana.
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Asimismo, en su mensaje previo a la bendición el Papa reflexionó sobre las palabras de los ángeles ante el sepulcro: “No está aquí, ha resucitado”, afirmando que “el Hijo de Dios no podía permanecer prisionero de la muerte, y la tumba no podía retener al ‘Viviente’, que es la fuente misma de la vida”.
Tras resaltar que con la resurrección “el ‘Señor del sábado’ realizó la obra de la creación elevando al hombre y al entero cosmos a la libertad de la gloria de los hijos de Dios”, agregó que “realizada esta obra extraordinaria, el cuerpo exánime ha sido atravesado por el soplo vital de Dios y ha resucitado glorioso”.
Destacando la humanidad de Cristo y la novedad de su resurrección también dijo: “Ha peregrinado en la tierra de los hombres, ha terminado su camino en la tumba como todos, mas ha vencido a la muerte y en modo absolutamente nuevo, por un acto de amor puro, ha abierto la tierra y la ha abierto hacia el Cielo”.
Su resurrección es la nuestra
Benedicto XVI señaló que la resurrección de Cristo “gracias al Bautismo que nos incorpora a Él, se convierte en nuestra resurrección. También en nuestra época marcada por inquietudes y faltas de ceteza, revivimos el evento de la resurrección que ha cambiado el rostro de nuestra vida, ha cambiado la historia de la humanidad”.
Tras pedir que el “Espíritu del Resucitado” lleve consuelo a algunas poblaciones del mundo, el Pontífice pidió particularmente para que “el Señor Resucitado haga sentir en todo el mundo su fuerza de vida, de paz y de libertad. No tema la humanidad del tercer milenio a abrirle el corazón”.
“Cristo está ahora vivo –dijo para finalizar–, y camina con nosotros. ¡Inmenso misterio de amor! Christus resurrexit, quia Deus caritas est!”.
Después del mensaje, el Papa impartió la bendición a la ciudad de Roma y al mundo en 63 idiomas. La bendición, impartida este año el día en que el Santo Padre celebra 79 años de vida, ha sido transmitida en todo el mundo por al menos 102 canales de televisión de 65 países.
El Domingo de Resurrección de 2005 fue la última vez que se pudo ver a Juan Pablo II en público, precisamente en el momento de impartir la bendición "Urbi et Orbi". Aquel 27 de marzo el Papa sólo logró impartir la bendición en silencio gesticulando con la mano derecha. Murió tan sólo unos días después, el 2 de abril.