Cuatro Arzobispos latinoamericanos, tres de ellos cardenales, lamentaron el oportunismo comercial de National Geographic, que estrenó el Domingo de Ramos el supuesto “evangelio de Judas”, presentándolo como si fuera un documento que verdaderamente aporta alguna revelación sobre Jesús.
En realidad, el “evangelio de Judas” es uno de los numerosos libros escritos por las sectas de los gnósticos bajo el falso nombre de los Apóstoles, y que nunca fueron aceptados por los primeros discípulos de la Iglesia.
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Pese a los visos de realidad que el programa de National Geographic trató de presentar; éste mismo señaló que el documento se remonta al año 260 después de Cristo, es decir, más de 200 años después de que se escribieran los primeros evangelios, de Marcos y Mateo.
En México, el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, señaló que la “los enemigos de la Iglesia están sacando argumentos antiguos, escritos apócrifos para confundir al pueblo y, el pueblo si no estudia su fe, se va confundir”.
Ante más de 300 jóvenes reunidos en el cerro del Tesoro, donde se construye el Santuario de los Mártires, el Cardenal señaló que “si los católicos estudian adecuadamente su fe, nada podrá dañarla, ni siquiera sus enemigos y pidió a los feligreses no dejarse engañar por “escritos apócrifos que sólo traen una sarta de mentiras y fábulas”.
El Cardenal aseguró que el “evangelio de Judas” que National Geographic presentó como una “novedad”, ya era conocido por la Iglesia desde 1945 cuando fue descubierto en Egipto y en él se trata de “salvar” a todos los pecadores del Antiguo Testamento.
Por su parte, el Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera declaró que el programa de National Geographic es “sensacionalista y carente de credibilidad”, por completo desconectado históricamente del testimonio de los Apóstoles y testigos de la vida de Jesús.
“Si siguiéramos esa lógica, yo podría decir que lo que se les ha dicho de nuestra independencia no es cierto, y que yo soy el que tiene una revelación secreta. Es obvio pues que ese documento ni es un evangelio ni es de Judas”, dijo el Purpurado al concluir la Misa de Domingo de Ramos.
También en México, el Arzobispo de Monterrey, Mons. Francisco Robles, criticó el oportunismo de National Geographic al presentar el supuesto “evangelio”.
“Qué casualidad que se guardaron la noticia hasta estos días en que está tan expuesta nuestra sensibilidad cristiana. El único que quiere ganar es National Geographic”, señaló el Prelado, en referencia a la cadena de televisión que hizo el anuncio mundial del supuesto evangelio el jueves pasado en Washington.
Mons. Robles señaló que la “novedad” de la noticia no es tal cosa, pues “la comunidad cristiana, siglos atrás ya juzgó este texto y muchos otros y no los avaló y por eso no forman parte del canon de la Biblia”.
“Los únicos documentos históricos y auténticos para la fe cristiana son los Evangelios que se llaman Canónicos, que fueron desde un principio aprobados por la Iglesia; por eso invito a los católicos a que no se dejen perturbar por este tipo de noticias”.
Por su parte, el Arzobispo de Santiago de Chile, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, aseguró que el texto en cuestión es uno de los numerosos escritos apócrifos que ha contradicho los Evangelios que la Iglesia siempre consideró verdaderos.
El Cardenal recordó que “los Evangelios que la Iglesia siempre consideró verdaderos, fueron escritos por los mismos apóstoles o por personas muy cercanas a los apóstoles”; mientras que el llamado “evangelio de Judas” es “totalmente contradictorio con lo que hasta ahora se conoce de la historia cristiana y que es el resultado de un discernimiento muy preciso y largo”.
“¿Cuándo tuvo tiempo Judas para escribir un evangelio si se ahorcó? No sólo eso, sino que los primeros cristianos señalaron que cuando él devolvió las monedas de plata no las quisieron meter en el tesoro del templo y se compró un campo que hasta el día de hoy se llama Campo de Sangre, porque es fruto del derramamiento de la sangre de Cristo y del suicidio de Judas. En otras palabras, el documento es contradictorio y tardío”, concluyó.