Mediante un comunicado publicado con ocasión del 17º Encuentro Diocesano de Diáconos Permanentes de la diócesis de San Cristóbal de las Casas en México, Mons. Felipe Arizmendi Esquivel y su Obispo Auxiliar, Mons. Enrique Díaz, respondieron a la controversia suscitada a raíz de la carta de la Santa Sede pidiendo la suspensión de las ordenaciones al diaconado permanente.
En el texto, los obispos de San Cristóbal señalan que “a pesar de que hubo opiniones favorables a nuestra petición, prevaleció la decisión de suspender estas ordenaciones. Quede claro, sin embargo, que es una suspensión temporal, no definitiva y para siempre, y que los actuales diáconos permanentes pueden seguir desempeñando su ministerio sin ninguna restricción”.
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Los prelados recuerdan que la carta del Cardenal Francis Arinze solicitaba:
- No ordenar nuevos diáconos permanentes “hasta que se haya resuelto el problema ideológico de fondo”.
- “Abrir la diócesis a otras realidades propias de la universalidad de la Iglesia Católica, para ayudarla a salir del aislamiento ideológico mencionado”.
- No “alimentar en los fieles expectativas contrarias al Magisterio y a la Tradición, como en el caso de un diaconado permanente orientado hacia el sacerdocio uxorado (casado)”.
- Fortalecer “la pastoral vocacional, con vistas al sacerdocio célibe”.
Los obispos responden a estos pedidos con algunas observaciones:
“En primer lugar –dicen–, acatamos esta decisión con fe serena y esperanza activa, aunque con sufrimiento del corazón. No ordenaremos más diáconos permanentes, hasta que se abra nuevamente esta puerta. Podríamos hacer nuevas ordenaciones, y serían válidas; pero serían ilícitas y romperíamos la comunión eclesial, aislándonos y haciéndonos una ‘Iglesia Autónoma’, cosa que nadie pretende”.
Luego señalan que “nos preocupa que se califique como ‘ideología’ a nuestros esfuerzos por llegar a ser una ‘Iglesia Autóctona’”. “Aunque reconocemos limitaciones y deficiencias –agregan–, damos testimonio de que la implementación del proyecto de una Iglesia Autóctona se está procurando llevar a cabo conforme a las indicaciones del Concilio”.
“Caeríamos en una ‘ideología’ –explica el comunicado–, en un ‘aislamiento ideológico’, si nuestro proyecto de Iglesia Autóctona se confundiera con el de una Iglesia Autónoma. No somos, ni pretendemos ser, una Iglesia Autónoma”; y al respecto citan las conclusiones del III Sínodo Diocesano.
Además, “para evitar los peligros de un posible ‘aislamiento ideológico’, nuestra diócesis está abierta ‘a otras realidades propias de la universalidad de la Iglesia Católica’”; y señalan que, además de haber presentado los textos litúrgicos locales para su revisión tanto al episcopado mexicano como a la Santa Sede, “continuamos el proceso de poder llegar a aprobar diferentes movimientos eclesiales, para que enriquezcan la evangelización, siempre integrados a sus pastores y a la pastoral diocesana”.
Sacerdocio casado y vocaciones
Los obispos señalan también en el comunicado que “no alentamos la expectativa ‘de un diaconado permanente orientado hacia el sacerdocio uxorado (casado)’”, aunque reconocemos que aún hay peticiones en ese sentido. Con el fin de que en este punto no quede duda alguna, hemos decidido hacer una nueva redacción del No. 58 de nuestro Plan Diocesano, que queda de la siguiente forma: ‘Escuchar con atención la solicitud que están haciendo algunas comunidades para que diáconos indígenas casados puedan ser admitidos a la ordenación sacerdotal, y ayudarles a discernir su petición, iluminados por el Espíritu Santo y guiados por el Magisterio de la Iglesia universal, advirtiendo con toda claridad que no hay esperanzas de que la Iglesia cambie su práctica, que viene del Evangelio y de la tradición de muchos siglos, y seguirá admitiendo al sacerdocio sólo a hombres célibes”.
Los obispos señalan además que siguen alentando la pastoral vocacional con vistas al sacerdocio célibe. “Gracias a ello, de 16 seminaristas que había en el año 2000 (10 en el Menor y 6 en el Mayor), ahora son 34 (9 en el Menor y 25 en el Mayor).
Indican, además que, en cuanto a la indicación de interrumpir la formación de más candidatos al diaconado permanente, “continuaremos formando a nuestros catequistas, no en orden a una posible ordenación diaconal inmediata, sino para fortalecer su servicio en las comunidades, preparándoles para ser instituidos Lectores y Acólitos, y para darles el permiso de celebrar el Bautismo y presidir los Matrimonios, si así lo piden las circunstancias. Estamos conscientes de que su ‘formación intelectual’ ha de ser suficientemente sólida, conforme a las orientaciones de ‘la Sede Apostólica’ . Cuando el Espíritu Santo lo disponga y se abran nuevamente las puertas, algunos de ellos ya estarán preparados para la ordenación”.
el Espíritu del Señor nos ha de señalar el camino