Con ocasión de la fiesta de la Anunciación del Señor, el Obispo de Almería, Mons. Adolfo González Montes, recordó en una carta pastoral que “el Misterio de la Encarnación nos descubre la condición sagrada de la vida y nos advierte de que cualquier atentado contra ella va directamente contra su Creador.”
El Obispo de Almería recuerda que desde el momento en que el Hijo de Dios se hizo carne, “Dios es prójimo nuestro y cada uno de nosotros prójimo de Dios”. Justamente por ello exhortó a tomar conciencia de las diferencias existentes entre los logros obtenidos a favor de los niños en las naciones con mayores recursos y la situación de otros niños en naciones en desarrollo, donde “son millones los seres humanos desvalidos e indefensos que sucumben a la desnutrición, falta de medicamentos y salubridad, y a las muchas infecciones, entre las que se encuentra el flagelo del SIDA contraído por los padres”.
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El Prelado anota, sin embargo, que también en los países desarrollados existen contrastes, pues hay "seres humanos que nacen bajo el signo de la protección, mientras otros son suprimidos en el vientre de sus madres. La brutal plaga del aborto ha generado en nuestro país, en poco más de una docena de años, la escalofriante cifra de tres millones de víctimas, los niños que nos faltan”, denunció Mons.González Montes.
Por otro lado denuncia, que muy por el contrario de lo que supuestamente garantiza el plan laico de educación sexual de adolescentes y jóvenes puesto en marcha en España, lo que se ha conseguido es "trivializar la sexualidad, aumentar la gravedad moral del estado de la juventud. Se dijo que disminuirían los abortos, pero han aumentado dándole al fenómeno una gravedad que, si no se ve, es porque se padece ceguera”.
El Obispo denuncia también la ley sobre manipulación de embriones "lesiva de la dignidad humana, porque nadie ha de venir al mundo para servir de instrumento terapéutico a nadie. Cada ser humano ha sido querido por Dios por sí mismo, incluso cuando le ha faltado el amor humano”. Al respecto, recuerda también Mons. González Montes a los legisladores católicos su gran responsabilidad, pues “si han de ser fieles a su conciencia moral, tienen el deber de hacer cuanto esté a su alcance para garantizar la protección del embrión, oponiéndose a este tipo de leyes antihumanistas”.
Refiriéndose a la ley que equipara el matrimonio con la unión entre homosexuales, el Prelado señaló que “si se deja fuera de consideración que el ámbito natural de la procreación de la vida es el matrimonio, y que éste se da sobre la base de la diferenciación de los sexos y su complementariedad, entonces se extiende una cultura que oscurece datos antropológicos fundamentales. Todas las culturas conocen el significado de las palabras “padre” y “madre”, que surge del concurso de los sexos en la procreación de la vida, en su cuidado y defensa, que se prolonga por obra de la familia, regazo natural del ser humano, en la educación de la infancia y de la juventud”, defiende Mons. González Montes.