El Obispo Auxiliar de Lima, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, afirmó ante los profesionales de la salud de la Maternidad de Lima que la celebración del Día del Niño por Nacer es una oportunidad para reflexionar “sobre la dignidad y sacralidad de la vida concebida”.
Durante la Misa celebrada en este nosocomio, el también Presidente de la Comisión Episcopal de Familia y de Defensa de la Vida del Episcopado peruano exhortó a los médicos y enfermeras a no tener miedo de ser, desde sus valores éticos y fe cristiana, “forjadores de una auténtica cultura de la vida”.
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En ese sentido, Mons. Eguren reconoció que conmemorar el Día del Niño por Nacer “no basta para defender la vida inocente” de las constantes amenazas que se ciernen sobre ella, como los intentos por aprobar el aborto y otros “medios químicos” en muchos países.
“El gran reto que tenemos por delante es simple pero desafiante: amar la vida humana como Dios la ama”, afirmó el Obispo Auxiliar de Lima. Recordó que el Padre no hace distinciones porque “en toda persona humana, en cualquier etapa o situación de su vida, resplandece siempre un reflejo” de la misma realidad de Él.
Asimismo, explicó que la ciencia ha demostrado que ya desde la concepción “queda fijado el programa de todo lo que será este ser viviente” y que en ese instante, Dios mismo interviene “en la creación del alma inmortal de cada nuevo ser”.
“La vida humana se ha de acoger, proteger y respetar desde el primer instante de su concepción hasta su fin natural, siguiendo las orientaciones éticas fundamentales que la verdadera medicina, de todos los tiempos, desde la antigüedad pre-cristiana, ha reconocido y promovido”, afirmó.